Tres años después del atentado de Atocha, Marcos Bianchiotti no puede borrar las imágenes del horror. “Lo primero que se me cruzó por la cabeza fue que se trataba de un atentado. En ningún momento pensamos que haya sido un accidente. La primera idea que apareció fue que el terrorismo estaba tras las explosiones”, contó, entrevistado por Alberto Lotuf en De tarde en tarde al cumplirse recientemente un nuevo aniversario del horror.

Marcos tiene 37 años y el 11 de marzo de 2004 viajaba en uno de los trenes que explotó en la estación de la capital española. El cordobés que sobrevivió en el atentado de Madrid vive para contarlo: “Estaba entredormido y de golpe me encontré con la explosión. Lo primero que vi fue mucho humo y cristales rotos por todas partes”. La gente sangrando lo rodeaba y Marcos pensaba: “Voy a quedar paralítico para siempre”.

En ese momento, él era un argentino sin los papeles en regla y con mucho temor por el sostén económico de su numerosa familia. “No sabía en el estado en que iba a quedar y tenía mucho miedo por mi familia”, contó Bianchiotti a Radio 2.

“La gente no esperaba un atentado de esas características, la gente iba confiada”, relata Marcos. Aquel hecho, que cambió la vida política de España, también cambió la vida de Marcos. Hoy no puede trabajar por los daños sufridos en una de sus piernas. La que trabaja es su esposa, en la embajada Argentina. Él recibió la nacionalidad y ella la residencia por lo que su situación legal en Europa es un poco más aliviada aunque nada les ayuda a borrar las terribles imágenes de aquel día que dejó 191 muertos y casi 2 mil heridos.

En Madrid comenzó hace un mes el histórico juicio por los atentados con 29 acusados, que podrían tener, sumados, 270 mil años de prisión. Sin embrago, Marcos descree un poco de la justicia y cree que las personas que perdieron familiares o amigos “nunca más recuperarán nada”.