El ácido hialurónico se ha convertido, en la última década, en una de las sustancias protagonistas del relleno antiarrugas revolucionando, junto al bótox, el mercado médico y cosmético.

Este tipo de ácido es un lubricante natural del cuerpo, además de ser un portador de vitaminas y minerales. El proceso de lubricación permite que la piel se adapte a las alteraciones de forma y volumen que tienen lugar cuando se mueven los huesos y los ligamentos.

La función principal es como material de relleno en cirugía estética, utilizándose en implantes y rellenos. Además de eliminar las arrugas y pliegues de la piel, estimula la producción natural de colágeno. Sus principales usos son para aumentar el volumen de labios y pómulos, así como para eliminar las arrugas y pliegues de la piel. El ácido hialurónico también se administra para reducir las cicatrices del acné severo y otros problemas cutáneos que ocasionen pérdida de piel.

Entre otras funciones, facilita la movilidad de las células en la MEC (matriz extracelular), ya que permite que dichas células se muevan a través de la matriz extracelular. También participa en la cicatrización de las heridas, al posibilitar que las células se trasladen a la zona lesionada.

Seguridad

El ácido hialurónico puede ser de origen animal o bacteriano, aunque en esencia siempre es el mismo, entre uno y otro sólo varía la longitud de la cadena final. Respecto a su seguridad, el empleo del ácido hialurónico está bien documentado en los ámbitos de la cirugía oftalmológica y ortopédica.

A lo largo de las dos últimas décadas se han tratado más de 30 millones de pacientes con productos derivados del ácido hialurónico.

Uso cosmético

La característica más importante como relleno dérmico es su capacidad para retener líquido, es decir, para atraer agua. Esta capacidad de retención es de miles de veces su peso. Cuando envejecemos disminuye la cantidad de ácido hialurónico de la piel, dado que las células cutáneas van perdiendo su capacidad de producción. Además, el peso molecular del ácido hialurónico disminuye con la edad, de tal modo que ya no conserva el agua como lo hacía anteriormente. Esta reducción de volumen da origen a las arrugas.

El ácido hialurónico se inyecta donde no hay músculo, justo bajo la piel donde está la arruga. No necesita test de alergia y se integra de manera natural en los tejidos sin producir fibrosis por reacción a cuerpo extraño y, por lo tanto, sin alterar las características de la piel. Además, el ácido hialurónico es una sustancia compatible con todos los tejidos, por lo tanto no requiere de ningún tipo de prueba cutánea como ocurre con el colágeno.

Fuente: El cuerpo.es