Las autoridades afganas encontraron el cadáver del rehén surcoreano acribillado anoche a balazos por los talibanes, que advirtieron de nuevas ejecuciones si el gobierno no accede a sus demandas.

La Policía de Ghazni halló el cuerpo de Shin Sung-min, de 29 años, en la cuneta de una carretera en el este de la provincia pocas horas después de que los talibanes anunciaran que le habían matado porque Kabul no había respondido "positivamente" a sus demandas.

La de Shin Sung-min supone la segunda ejecución de un rehén surcoreano tras el asesinato, el pasado miércoles, de Bae Hyung-kyu, un pastor evangélico de 42 años.

En medio de la consternación de Kabul y Seúl por la nueva muerte, los talibanes dieron de plazo hasta el mediodía local de mañana, miércoles, para que el gobierno acceda a excarcelar a varios insurgentes presos a cambio de los 21 surcoreanos que todavía retienen, entre los que hay 18 mujeres.

"Si no resuelven este asunto para entonces, serán ejecutados más rehenes", aseguró el portavoz talibán Youssef Ahmadi.

El gobierno de Kabul, por su parte, afirmó hoy que está haciendo "todo lo posible" para obtener la liberación de los surcoreanos, aunque siempre dentro los límites "de las leyes y la Constitución" de Afganistán.

Así lo aseguró hoy el portavoz del Ministerio del Interior, Zemarai Bashari, que detalló que las autoridades trabajan para obtener el respaldo de los líderes tribales y religiosos de la región a fin de que utilicen su influencia en favor de los surcoreanos.

También el portavoz presidencial Humayun Hamidzada hizo hoy hincapié en que el Gobierno tiene muy en cuenta la "perspectiva humanitaria" del asunto y hará "todo lo posible" para asegurar la liberación de los 21 rehenes que quedan con vida.

Sin embargo, a preguntas de los periodistas, reconoció que no se puede predecir "hasta cuándo se prolongará el secuestro" e insistió en que "el Gobierno afgano está haciendo todo lo que puede".

También se refirió al canje de presos por rehenes que exigen los talibanes y rechazó hacer comparaciones con el caso del periodista italiano Daniele Mastrogiacomo, secuestrado y liberado el pasado marzo después de que Kabul excarcelara a cinco insurgentes.

"El Gobierno no puede hacer que la toma de rehenes se convierta en un comercio, no debemos fomentar los secuestros aceptando sus peticiones. El impacto de situaciones previas es lo que vemos ahora, otro secuestro", afirmó.

El caso del periodista italiano suscitó en su día una gran polémica y duras críticas al Gobierno afgano por haber cedido a las exigencias de los secuestradores, aunque el presidente, Hamid Karzai, aseguró entonces que fue un caso "excepcional" que no se volvería a repetir en ninguna circunstancia.

"Si seguimos respondiendo positivamente a las demandas de los terroristas, afrontaremos más problemas", recalcó hoy el portavoz presidencial.

Pese al ultimátum de los secuestradores, insistió en que Kabul confía en que la crisis de los rehenes surcoreanos se resuelva de modo "positivo".

"No podemos garantizarlo, pero esperamos un desenlace positivo. El Gobierno afgano está haciendo todo lo posible", afirmó.

El grupo de 23 surcoreanos, todos ellos voluntarios cristianos, fue capturado el pasado día 19 en la provincia de Ghazni, cuando se dirigía desde la ciudad meridional de Kandahar a Kabul.

Se trata del mayor secuestro de un grupo de extranjeros desde la caída del régimen talibán, en 2001.