Según un informe del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) –organismo que desde 1965 se encarga de proteger a los refugiados en los países del Cono Sur– en Argentina viven alrededor de cuatro mil refugiados y solicitantes de asilo. En el último tiempo, casi la mitad de las solicitudes de refugio fueron presentadas por personas de origen africano. En su mayoría se trata de hombres que llegan solos y no superan los 40 años.

Argentina se rige por la Convención de Ginebra de 1951 que establece que un refugiado es "la persona que se vio obligada a salir de su país por motivos de persecución, a causa de su raza, nacionalidad, religión, pertenencia a determinado grupo social u opiniones políticas".

Aquellos que quieren pedir refugio deben hacer un trámite que es común pero no sencillo. Tienen que dirigirse a la Comisión Nacional de Refugiados (Conare), una entidad gubernamental que depende del Ministerio del Interior, y demostrar que su vida en su país de origen corre peligro.

Mientras la solicitud está en trámite, cosa que puede durar varios meses o años, la persona recibe una residencia precaria, con la que puede establecerse legalmente en el país y acceder a trabajo, vivienda u educación.

En el 2011, fueron un total de 400 las solicitudes presentadas al Comité de Elegibilidad para los Refugiados (Cepare), en su mayoría provenientes de Colombia, Cuba y África.