El fiscal antidrogas paraguayo Ysaac Ferreira investiga la existencia de organizaciones internacionales dedicadas a producir marihuana, transportarla y comercilizada. Todo esto tiene lugar a través de una ruta que es acuática. Se trata de la hidrovía comprendida por los ríos Paraguay y Paraná por donde viaja la mercancía entre Paraguay y la Argentina, incluso hasta llegar a Rosario. El periodista Germán De los Santos brindó un completo informe al respecto en el diario La Nación.
Ferreira confirmó la investigación en diálogo con Ciro Seisas (A Diario, Radio 2). De acuerdo a lo publicado por De los Santos, la hidrovía es el canal de entrada de la droga al país. Por allí viaja un importante volumen de cannabis que se produce en el centro y el norte paraguayos; unas 50.000 toneladas al año, de las cuales el 20% se trafica hacia la Argentina y, si llega, a Chile.
El fiscal antidrogas explicó a La Nación que "los tripulantes de barcos y barcazas que navegan la hidrovía son tentados con grandes sumas de dinero para trasladar río abajo la marihuana que se produce en Paraguay". Son 10.000 dólares por un viaje. También sostuvo que narcos de Paraguay, Brasil y la Argentina se reunieron en un hotel de Montevideo para coordinar toda la logística en cuanto a al buque, el Asunción B, cuyo capitán se pegó un tiro en la cabeza cuando la armada paraguaya encontró lo que el navegante les marcó: un contenedor donde estaban ocultos 13.110 kilos de marihuana que tenían como destino la Argentina.
"Vemos que estas organizaciones actúan como una especie de cooperativa: los brasileños ponen la marihuana que proviene del norte guaraní; los paraguayos la transportan y los argentinos la ubican en el mercado", explicó Ferreyra.
En el aire de Radio 2 el funcionario advirtió: “Existe una suerte de inacción u omisión de ciertas instituciones que hacen a la responsabilidad, tantos las referentes a los puertos privados de Paraguay y a las empresas portuarias o dueñas de buques, a la Prefectura de la República de Paraguay” y remarcó: “Hay una obligatoriedad de cumplir algunas normas refrentes a tomar los recaudos necesiarios”.
“Hay una falta de control y ambición por el metal que hacen a este negociado. Las autoridades deberían como mínimo combatir y prevenir estas situaciones. Si las instituciones cumplieran con sus obligaciones no desaparecería pero les sería más complicado a estos transportar las sustancias”, observó.
Hidrovía
La hidrovía, el sistema de navegación por los ríos Paraguay, Paraná y sus afluentes que comienza en Puerto Cáceres -en el límite entre Paraguay y Brasil- termina en Nueva Palmira, Uruguay, según describe De los Santos. Son 3442 kilómetros de vía fluvial navegable por los que se transporta todo tipo de mercancías, entre ellas, obviamente, drogas.
El fuerte está en la cantidad que se puede transportar. El tráfico es menor que en otras vías pero en los barcos se puede transpotar mucha droga. En dos cargamentos confiscados el último año se secuestraron 32 toneladas de cannabis que iban aguas abajo. Se tendrían que haber usado 80 avionetas para trasladar semejante carga.
Números y logística
El 80% de la marihuana se contrabandea a Brasil, con destino preferencial a San Pablo y Río de Janeiro. El resto cruza a la Argentina y a Chile. A un productor de marihuana paraguayo le pagan 30 dólares el kilo de droga. Ese valor se multiplica por diez sólo con cruzar el río y tocar las costas de Corrientes y Formosa, convertidas en centros de acopio para que, después, la cadena logística traslade la marihuana a Rosario y a Buenos Aires, donde están los principales eslabones de comercialización. Si cruza la cordillera, el kilo puede superar los 2800 dólares.
"Desde hace poco más de una década, el tráfico de droga está copado por organizaciones trasnacionales. Las de mayor peso son las brasileñas Primer Comando Capital y Comando Vermelho, que operan con todas sus estructuras en el norte de Paraguay", apunta el ex fiscal y actual senador Eduardo Petta.
Paraguay tiene la segunda flota de barcazas más grande del mundo después de la del Mississippi, Estados Unidos. Son unas 2900 embarcaciones. En época de cosecha de soja navegan unos 300 convoyes diarios, según calcula Ehreke. Es difícil controlarlos porque el tránsito fluvial no se puede interrumpir.
Según un documento de la Subsecretaría de Lucha contra el Narcotráfico argentina, uno de los escollos para los controles es que "de acuerdo a la normativa internacional no se puede inspeccionar cargas en tránsito si no tienen como destino oficial los puertos argentinos".
Las fuerzas de seguridad argentina "sólo pueden acceder a una inspección con una orden de un juez dentro del marco de una investigación previa", señalaron en el Ministerio de Seguridad, que firmó un convenio con la Cámara de Actividades Portuarias y Marítimas (Capym) para poder controlar los 30 puertos privados del Gran Rosario y, así, combatir el posible ingreso y egreso de drogas por estos canales. Operadores portuarios remarcan que es muy difícil que la marihuana llegue a los puertos. Lo habitual es que, como estaba previsto que ocurra con el Asunción B, sea descargada a pequeñas embarcaciones en plena navegación.
Los vínculos del contrabando entre Corrientes y Rosario
En su amplio informe De los Santos se refiere a la conexión con Rosario. Según escribió, la pequeña ciudad correntina de Itatí, es uno de los nodos de acopio más importantes de la marihuana que se produce en Paraguay. La droga se transporta en pequeñas embarcaciones que pueden hacer varios viajes en una sola noche, con cargas que superan los 1000 kilos por lancha. En la costa esperan camionetas que llevan los cargamentos a zonas de concentración para, luego, poner en marcha los demás mecanismos de distribución.
En este último tiempo se incrementaron los controles del personal de la Prefectura Naval y de la Gendarmería Nacional en la zona, donde -según datos del Ministerio de Seguridad de la Nación- desde diciembre se secuestraron 31.811 kilos de marihuana en Corrientes y 6168 kilos en Formosa.
En esa región operan tres bandas que trasladan la droga a Buenos Aires y a Rosario, y que también la exportan a Chile. Tienen nexos profundos con la banda de Los Monos, del sur santafesino.
Bareiro, funcionario del gobierno de Gildo Insfrán, fue detenido junto con su hijo y su nuera el 20 de febrero pasado luego de que la camioneta en la que viajaban volcó. La Policía Federal les encontró 51 kilos de cocaína. Bareiro, de 61 años, era asesor de un senador del PJ y tenía un llamativo cargo: "Comisionado del área de frontera" en Clorinda.
Hay otros dos narcos "pesados": José Saucedo y Federico Marín, alias Morenita, oriundos de Itatí, que se mueven en la zona costera con el aval de Bareiro. Marín anda en Corrientes con Germán "El Chavo" Barrios, que fue detenido el 23 de septiembre pasado, tras haber estado prófugo durante siete meses. Está acusado de traficar grandes cantidades de marihuana para proveer a bandas narco de otras provincias, entre ellas, la de Los Monos, en Rosario. Había escapado en febrero cuando transportaba una camioneta cargada de cannabis que la policía de Chaco interceptó en la playa de estacionamiento de un hipermercado.
En junio, un miembro de Los Monos fue detenido por la Policía Federal en Corrientes: es Jorge Saturnino Medina, de 35 años, sobre quien pesaban pedidos de captura por narcotráfico de la justicia federal de Resistencia y de la de Rosario.
No es la primera vez que aparecen nexos de la banda de Los Monos con la provincia de Corrientes. Allí, en el 2000, fue condenado a cuatro años de prisión Ariel Máximo Cantero, el líder más veterano de la banda, luego de haber sido atrapado con 91 kilos de marihuana.



