El día del maestro, hace ya varios años, se ha convertido en un motivo para repasar la situación dramática que vive la educación en general. Y el peso que recae sobre la espalada de los trabajadores es demasiado grande. Según aseguran desde el gremio de los docentes, como consecuencia de la precariedad laboral y un ambiente hostil que reina en las escuelas, se han multiplicado las neurosis depresivas y el índice de abortos espontáneos en madres primerizas es más alto que en otras profesiones.

En su última reunión con los gremios docentes santafesinos, la ministra de Educación de Santa Fe, Adriana Cantero, se refirió a las reiteradas ausencias de los maestros, desde que se derogó el presentismo. Según la ministra, esa cifra creció a razón del 10 por ciento por año, desde que cesó el descuento de los días de ausencia.

Los gremios respondieron que los había convocado la cuestión salarial, pero que ese ítem no es todo en su reclamo. “Si las condiciones de trabajo no son favorables –explicaron entonces– es lógico que el docente, como cualquier otro trabajador, vea resentida su salud y tengan necesidad de faltar a las escuelas”.

Y los datos aportados por la Asociación del Magisterio de Santa Fe (Amsafé) abonan esa evaluación global. “Antes veíamos la aparición de neurosis depresivas o de otros tipos en los maestros de más de 50 años, en cambio ahora estas patologías se manifiestan mucho tiempo antes. Muchos maestros se enferman psíquicamente a causa de la impotencia que sienten frente a una realidad casi imposible de modificar desde las aulas”, señala Sonia Alesso, secretaria general del gremio.

Escuelas con edificios viejos y carentes de mantenimiento, falta de calefacción y de vidrios en las ventanas, baños inhabitables, luz insuficiente, son algunas de las condiciones que traban la tarea de maestros y alumnos, en especial en escuelas marginales. Otra gran dificultad está centrada en las malas condiciones sanitarias y alimentarias de muchos chicos que van a la escuela sin reunir los requisitos mínimos para concentrarse en el proceso de aprendizaje.

“Todos estos aspectos repercuten en la salud de los maestros que deben afrontar su tarea con lo que tienen –remarca Alesso– y en muchas ocasiones sin contar con el apoyo de los padres de sus alumnos”. Son cada vez más frecuentes los episodios de violencia en los que los mismos alumnos o sus padres agraden verbal y/o físicamente a los docentes porque la nota de la libreta no los satisface o porque no comparten algún criterio de la escuela.

Si a esto le sumamos que el 47 por ciento de los maestros santafesinos son sostén de familia, con la consiguiente responsabilidad que eso significa, el panorama es preocupante. Un dato llamativo que surge de la misma obra social de los maestros es el referido a los abortos espontáneos.

“En madres primerizas que tienen entre 25 y 33 años de edad, la profesión docente registra mayor cantidad de casos que en otras profesiones”, asegura la representante gremial, y agrega: “Si faltan cargos, si los maestros, además de dar clases, tienen que cocinar porque falta la portera o tienen que defenderse de la violencia de algunas familias, la situación, además de no ser saludable, es sobre todo indigna".

Datos que coinciden además con un informe que publicó perfil.com donde se señala que "los desequilibrios mentales fundados en la violencia y en las malas condiciones de trabajo cambiaron la realidad de los maestros de todo el país. El 47 por ciento quiere dejar las aulas. La mitad del padrón está bajo la línea de pobreza y el 84 por ciento son mujeres que sostienen hogares".