Al menos 35 personas murieron en una nueva cadena de atentados en Bagdad, que hunde más al país en una espiral de violencia sectaria que se recrudeció hace casi tres semanas.

Un ataque perpetrado por un grupo de insurgentes contra un microbús que viajaba por el norte de Bagdad dejó al menos quince muertos, según fuentes policiales iraquíes.

El microbús, que transportaba a varios iraquíes de la comunidad chií, fue asaltado cerca de la mezquita de Al Nidá, en el barrio de Al Suleij.

La mayoría de los pasajeros eran funcionarios del departamento del "Waqf" chií, responsable de los asuntos religiosos de esa comunidad musulmana, explicaron las fuentes.

El ataque dejó, además, nueve heridos, que fueron trasladados a un hospital cercano al lugar de los hechos.

El sur de Bagdad fue objetivo de la explosión casi simultánea de tres coches bomba que causaron en total al menos quince muertos y 25 heridos.

Las fuentes explicaron que los tres vehículos estaban aparcados junto a una gasolinera en el barrio de Al Biá cuando estallaron, lo que afectó a numerosos automóviles y personas que se habían acercado a la estación para conseguir combustible.

Un vecino de la zona Gasan Ahmad, aseguró que tras el incidente cerraron las escuelas del barrio y los estudiantes han huido a sus casas.

Ahmad relató que los comerciantes del lugar, presa del pánico, han cerrado también sus locales por temor de que pueda haber más ataques.

Las fuentes explicaron que el número de muertos y heridos podría aumentar debido a que el estado de algunos heridos es grave.

En el vecino barrio de Al Amel, en el oeste de Bagdad, otros dos coches bomba estallaron casi simultáneamente y acabaron con la vida de cinco personas.

El primer vehículo bomba estaba aparcado cerca de un mercado popular y estalló sobre las 09.30 hora local (12.30 GMT) y causó la muerte de dos iraquíes y heridas a siete.

Minutos después de esta explosión el segundo coche bomba estalló y acabó con la vida de tres personas además de causar heridas a cinco más, según las fuentes.

Los nuevos ataques se producen en el marco de la violencia sectaria que sacude el país y que se ha recrudecido especialmente en Bagdad desde que el pasado 23 de noviembre varios atentados perpetrados en el barrio chií Ciudad Sadr, en el este de la capital, acabaran con la vida de al menos 200 personas.

Los soldados estadounidenses en Irak no se han salvado de la violencia, ya que han muerto al menos quince uniformados desde el inicio del actual mes de diciembre en distintos ataques de la insurgencia.

Hoy, el ejército de EE.UU. anunció que uno de sus solados murió ayer y otros cinco resultaron heridos al ser atacado su convoy por un grupo de insurgentes en el noroeste de Bagdad.

Según un comunicado del mando militar estadounidense, la patrulla del ejército fue atacada cuando viajaba por esa región de la capital con el objetivo de imponer un toque de queda e impedir los movimientos del "enemigo".

Otro uniformado estadounidense falleció ayer en un accidente en el norte de la capital, según otra nota del ejército de EEUU.

Además, el mando militar anunció hoy el hallazgo de los tres cadáveres de los soldados que habían desaparecido cuando su helicóptero se vio obligado a aterrizar el domingo en un lago en la convulsa provincia de Al Anbar, en el oeste de Irak.

Coincidiendo con esta renovada ola de violencia, los ministros de exteriores de la Liga Árabe se reúnen en El Cairo para discutir la situación en Irak, mientras Nuri al Maliki, mostró su rechazo a la propuesta de Kofi Annan de celebrar una conferencia internacional sobre Irak.