Alan García, de 57 años, juró hoy como presidente de Perú para el período 2006-2011 y anunció un decreto supremo por el que otorga "la titularidad de la Empresa Nacional de la Coca (Enaco) al gobierno del Cusco para reconocer el derecho ancestral de la coca que no va al narcotráfico".

 

Además, García anunció una política de "austeridad" a través de otro decreto por el que se reducirá a la tercera parte el salario del Presidente, "de 42 mil (12 mil dólares) a 16 mil soles (4.571 dólares)", y se fijará un ingreso similiar para los legisladores.

 

García asume el cargo por segunda vez (ya gobernó entre 1985 y 1990) y sucederá al economista Alejandro Toledo y asumirá el gobierno peruano cuando su país crece económicamente desde hace cinco años, con una inflación anual por debajo del 1,5 por ciento, pero con un aumento de la pobreza. El 54 por ciento de los 27 millones de peruanos es pobre y no alcanza a cubrir sus necesidades básicas.

 

García propone que su país conquiste nuevos mercados, entre ellos el de China y Estados Unidos, por lo que busca apurar el Tratado de Libre Comercio (TLC) con el país del norte, que aún demora su ratificación en el Congreso norteamericano.

 

El presidente electo aclaró a la prensa que propuso una "eventual" revisión del TLC con Estados Unidos sólo si perjudica "dramáticamente" a sectores productivos en su país. Campesinos y productores agrarios realizaron protestas en las últimas semanas justamente por considerar que el acuerdo comercial los perjudicará gravemente. A juzgar por declaraciones del canciller designado, José Antonio García Belaúnde, la relación del gobierno de García con Estados Unidos será "muy buena".

 

En Sudamérica, donde la izquierda ganó posiciones en los últimos cuatro años, García dijo sentirse más cerca de los moderados presidentes de Brasil, Luiz Lula da Silva, y de Chile, Michelle Bachelet, que de los más radicalizados Chávez y el boliviano Evo Morales. 

 

No obstante, García intentó en las últimas semanas superar la crisis con el presidente de Venezuela, generada por el intercambio de improperios durante la campaña electoral peruana que llevó al retiro de embajadores.

 

García acusó a Chávez de injerencia en los asuntos internos de Perú por su apoyo a su contrincante en las elecciones, el nacionalista Ollanta Humala, hoy líder de la principal fuerza de oposición en el país.

 

En su intento por normaliar las relaciones con Venezuela, García dijo que no tiene interés en encabezar un "bloque antichavista" en América latina.

 

La "apertura" comercial que García impulsa ahora se contrapone con los postulados nacionalistas que defendió en su gobierno anterior, cuando limitó el pago de la deuda externa al 10 por ciento de las exportaciones e intentó estatizar la banca comercial.

 

Según sus críticos, ello causó el "aislamiento" de Perú en el sistema financiero internacional.

 

García también es acusado de violación a los derechos humanos por la masacre de miembros de Sendero Luminoso encarcelados, durante la represión a esa organización guerrillera maoista en su primer mandato presidencial.