Si hay algo que nunca se va a olvidar Edgar Antonio Zapata es aquel saludo, un apretón de manos único. Este 17 de octubre y a los 85 años, el ex senador provincial y autor de varios libros (“Historia de los gobiernos peronistas de Santa Fe”, “Guerrila y Montoneros”, “Las expresiones políticas argentinas con influencia en el gobierno de la República” y “Por qué soy Peronista”) políticos, recordó en Radio 2 su encuentro con Juan Domingo Perón en el avión que lo traía de España al país en 1973.

En diálogo con el periodista Juan Junco (Esto se baila así), el actual integrante de la cátedra libre Juan Domingo Perón de la U.N.R de Rosario, contó que pagó él mismo su viaje a España para volver con Perón liberado. Mejor dicho, le prestaron el dinero y pudo concretar su sueño. Admitió que fue un momento muy fuerte. “Yo fui representando a Santa Fe, un amigo me dio unos dólares que tenía. Estuvimos varios días en España, al principio Perón no quería volver hasta que una mañana nos dijeron que fuéramos al aeropuerto. Fuimos a puerta de Hierro y nunca fuimos atendidos”, comentó.

“Recién en el avión cuando tomo el vuelo, ahí Perón nos saludó uno por uno. Fue la primera vez, un 19 o 20 de junio de 1973”, precisó. “Fue una inmensa satisfacción “, sostuvo. Luego, confió en que no pudieron bajase en Ezeiza por los hechos violentos que estaban sucediendo. “No lo pude ver más, nos prometió volver a reunirnos pero al año falleció”, indicó.

Zapata recordó también los hechos que tuvieron lugar el 17 de octubre de 1945. “Fue el día de las patas en la fuente”, resumió. A continuación reflexionó sobre por qué es peronista: “Pertenezco a una familia de clase media. Mi madre era docente de la provincia, tenía que negociar el sueldo que le solían adeudar por meses. Mi padre era ferroviario y ni mi hermano ni yo teníamos un futuro muy promisorio. Yo vi el crecimiento de esa república con dos planes quinquenales. Yo soy peronista por experiencia de vida”, explicó.

¿Hay peronistas hoy? Fe otra de las preguntas que respondió: “El peronismo existe todavía en aquellos que piensan en el engrandecimiento de la patria pero existen variantes”. Y continuó: “Yo no puedo decir que soy más peronista que otro pero sí que algunos lo toman como algo lucrativo y otros como un ideal. Cada conciencia puede decirlo”.

Día de la Lealtad

Un golpe de Estado encabezado por el general Arturo Rawson puso fin el 4 de junio de 1943 al gobierno de Ramón Castillo, surgido del fraude electoral. De esta forma, se ponía fin a la Década Infame, un período inaugurado en 1930 tras, la asonada militar que despojó del poder a Hipólito Yrigoyen, y que instauró una continuidad de gobiernos de fachada democrática que se legitimaban mediante elecciones amañadas.

Al iniciarse el gobierno militar de Rawson, el movimiento obrero se encontraba dividido en cuatro centrales sindicales (CGT N°1, CGT N°2, FORA y USA), y una de las primeras medidas fue intervenir los sindicatos.

Ante esta situación, los dirigentes de la CGT N° 2, cuya personería había sido suspendida por el gobierno, iniciaron contactos con jóvenes oficiales del Ejército, entre los cuales estaban los coroneles Perón y Domingo Mercante, con el propósito de impulsar la sanción de un conjunto de leyes sociales.

La gestión de Perón genera el apoyo de los gremios, que comienzan a respaldar su posible candidatura presidencial, lo que genera recelos entre la oficialidad del Ejército que ocupaba el Gobierno. El malestar hacia la figura del ascendente coronel crece y a principios de octubre, el ministro de Guerra, el general Eduardo Avalos, cabeza de los sectores conservadores del Ejército, plantean la detención de Perón, la entrega del Ejecutivo a la Corte Suprema y la convocatoria a elecciones.

Presionado por esos sectores, el presidente Edelmiro Farrell ordena el 12 de octubre de 1945 la detención de Perón y su traslado a la isla Martín García.

Tres días después de la detención, el gremio azucarero de FOTIA se declara en huelga para reclamar su liberación, y un día después, los obreros de la carne de Berisso y Ensenada se adhieren de forma masiva a la protesta.

Las acciones de protesta se multiplican en fábricas y talleres de Avellaneda, Lanús, Valentín Alsina y los barrios obreros de Rosario.

La CGT, unificada desde 1944, exige que “se mantengan las conquistas” tras la realización de un plenario en el que se convoca a una huelga general para el 18 de octubre, pero sin nombrar a Perón.

Sin embargo, los hechos se precipitan: Perón acusa un malestar y es trasladado al Hospital Militar en el barrio de Belgrano, donde arriba el 17 por la madrugada.

En las primeras horas de esa calurosa jornada de miércoles, los sindicatos, ante la presión de las bases, comienzan a movilizarse para exigir la liberación de Perón. El gremialista de la carne Cipriano Reyes organiza en el cordón de La Plata las primeras columnas de manifestantes que avanzan hacia Plaza de Mayo. Ante el avance de los trabajadores que venían desde la zona Sur del Conurbano, la Policía resuelve levantar los puentes sobre el Riachuelo, pero la gente cruza en balsas y a nado.

La multitud era imparable y en las primeras horas de la tarde colmó por completo la Plaza de Mayo, donde los manifestantes se refrescaron los pies en un fuente con tal de mitigar el efecto del calor.

Aunque varios mandos del Ejército lo solicitaban, el Gobierno se niega a reprimir y envía emisarios al Hospital Militar con el objetivo de pactar una salida con Perón, mientras comenzaba a caer el sol.

Se acuerda el pase a retiro de Avalos, la renuncia del gabinete y la convocatoria a elecciones generales para los primeros meses de 1946.

Pasadas las 23, desde el balcón de la Casa Rosada, Perón habla a la multitud, y en un hecho que inaugura la liturgia de su movimiento, pide la desmovilización “en paz”.

Cinco días más tarde, Perón se casaba con Evita y su amigo Mercante (gobernador de Buenos Aires entre 1946 y 1952) asumía la conducción de la Secretaría de Trabajo y Previsión.

El 24 de febrero, Perón se presenta como candidato a presidente y gana con el 54% de los votos, en el marco de una campaña caracterizada por el lema “Braden o Perón”, en alusión al embajador de Estados Unidos, Spruille Braden, que se pronunció fuertemente en favor de la Unión Democrática, contrincante en la elección.

El 17 de octubre pasaría ser conocido como el "Día de la Lealtad" en la tradición peronista.