El aumento de la urbanización, los incesantes movimientos migratorios, el deficiente sistema de distribución de agua y la capacidad del virus del dengue de adaptarse para sobrevivir han provocado que la incidencia de esta enfermedad crezca exponencialmente en América Latina.

Son las hembras de los mosquitos Aedes Albopictus las responsables de transmitir de un latinoamericano a otro el virus del dengue, una enfermedad infecciosa que si evoluciona de forma severa puede causar la muerte.

La última gran epidemia de dengue en Latinoamérica ocurrió en 2010. Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS) 1,8 millones de personas contrajeron la enfermedad y 1.167 fallecieron.

La incidencia preocupaba a las autoridades desde hacía 30 años, pero esta última epidemia encendió las alarmas porque se constató que el virus estaba presente en casi la totalidad de los países del continente, y con una alta prevalencia en Brasil (más del 50%) y en Venezuela, Colombia, México, Costa Rica y Honduras.

Según las estimaciones, los costos de control de la enfermedad en América Latina se elevan a más de 1.000 millones de dólares anualmente, y superan los 1.500 millones en años de epidemia.

"El proceso de urbanización en Latinoamérica se da de la periferia al centro, y la ciudad crece en forma de capas de cebolla en condiciones precarias que son las idóneas para la proliferación del vector", explica Massad.

"Se calcula que en el 2020 el 50 por ciento de la población mundial vivirá en las ciudades, en América Latina el porcentaje se elevará hasta el 75 por ciento", afirma Tapia-Conyer.

"Y esta alta tasa de urbanización se conjuga con un deficiente sistema de suministro de agua, lo que implica que ésta sea almacenada en recipientes ideales para la reproducción del aedes", agrega Tapia-Conyer.

Este experto señala "la ineficaz recolección de basura y la mercadotecnia de productos no reciclables" como otros de los factores que ayudan a la proliferación del mosquito, que se reproduce en concentraciones de agua limpia estancada.

"Este insecto tiene una extraordinaria capacidad de adaptarse para sobrevivir y continuar reproduciendo la especie, con lo que poco a poco va mutando para hacerse menos letal y poder vivir más tiempo en un mismo ser humano y que éste infecte a otros", recuerda Massad.

El profesor brasileño hace hincapié en la resistencia de un virus que en realidad son cuatro, dado que tiene 4 cepas o serotipos que contagian por separado y que no sólo no inmunizan contra los otros tres en caso de contraer uno de ellos, sino que aumenta la severidad al segundo o tercer contagio.

"Hay ciclos, aparece un serotipo, infecta, se transmite, la población se inmuniza, y dos años después aparece otro, y surge una nueva epidemia. Es otra de las razones de la expansión de la enfermedad", explica Massad.

Todos estos factores son reforzados por la incesante migración intra-latinoamericana que favorece la extensión geográfica y el aumento de la incidencia en la región.

Ante esta situación, los dos expertos están expectantes ante la posibilidad de que finalmente la farmacéutica francesa Sanofi Pasteur logre comercializar la primera vacuna tetravalente contra el dengue.

Por ahora, la empresa realiza análisis clínicos a 28.000 personas, y los resultados de los primeros 4000 pacientes se conocerán el próximo septiembre.

"Creo que la vacuna funcionará. La investigación está muy avanzada y por ahora todo parece funcionar bien. Yo no tengo nada que ver con ellos, soy exclusivamente investigador y profesor universitario en Brasil, pero creo que por fin tendremos un arma efectiva para luchar contra este flagelo", asegura Massad.

Los dos doctores consideran que sus respectivos países están dando los pasos necesarios para contar con datos epidemiológicos suficientes que les permitan crear un programa de inmunización dotado de recursos y fondos para cuando la vacuna esté lista para ser inoculada.

"En la región hay otros países que también se están preparando y otros que no. Se deberían homologar los sistemas de vigilancia epidemiológica en América Latina", asevera Tapia-Conyer.

En la última Asamblea Mundial de la Salud, en mayo, se aprobó una resolución con el objetivo de reducir en un 25 por ciento la incidencia del dengue en el mundo -la cifra de afectados varía según las fuentes de 50 a 500 millones de personas- para 2020.

"América Latina ha sido siempre una región de absorción rápida de vacunas, espero que sea una de las primeras a introducir la vacuna contra el dengue", dice Tapia-Conyer.

Fuente: EFE