Niveles altos de vitamina D se asocian a un menor riesgo de desarrollar cáncer de vejiga, según las conclusiones de un trabajo que han coordinado biólogos moleculares y epidemiólogos del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), y cuyas conclusiones publica el Journal of the National Cancer Institute (JNCI).

Los autores de este trabajo, Núria Malats y Francisco X. Real, ambos del CNIO, tomaron muestras de sangre de más de 2.000 individuos, entre pacientes con cáncer de vejiga y sujetos controles (libres de la enfermedad), procedentes de 18 hospitales españoles, lo que representa el mayor estudio en este ámbito realizado hasta la fecha.

“Hemos visto que aquellos sujetos con niveles más altos de 25 (OH) D3, una forma estable de vitamina D en sangre, son los que presentaban un menor riesgo de padecer cáncer de vejiga. Estos resultados indican que niveles altos de esta vitamina se asocian a una protección de la enfermedad, o lo que es lo mismo, niveles bajos se asocian a un aumento del riesgo de padecerla”, resume Núria Malats, una de los autores.

“Hemos demostrado, mediante análisis moleculares in vitro, que la vitamina D actúa regulando la expresión de una proteína que participa en el desarrollo del cáncer de vejiga, la proteína FGFR3”, añade Francisco X. Real, otro de los autores.

Según el estudio, este efecto protector es más evidente en aquellos pacientes con cánceres más agresivos. “Observamos que niveles altos de vitamina D disminuyen, sobre todo, el riesgo de desarrollar cáncer de vejiga invasivo y con bajos niveles de FGFR3; es decir, aquellos cánceres con mayor probabilidad de metastatizar”, precisa André FS Amaral, primer autor del estudio.

Los resultados de esta investigación sugieren que un incremento en la ingesta de esta vitamina, mediante dieta o suplementos, o a través de un incremento controlado en la exposición solar, puede ser beneficioso para el paciente en términos de prevención y tratamiento.

Después del diagnóstico, los pacientes con cáncer de vejiga precisan de un control continuo mediante distintas técnicas de seguimiento, entre ellas, la cistoscopia, que exige introducir una pequeña cámara a través de la uretra para observar el revestimiento de la vejiga.

Este tipo de seguimiento afecta en gran medida la calidad de vida de los pacientes, al tiempo que representa elevados costes para las autoridades sanitarias, lo que aumenta más aún la necesidad de mejorar las estrategias de prevención frente a este tipo de cáncer.

Estudios recientes relacionan niveles de vitamina D con otros tipos de cáncer, como el de mama y colon. A pesar de estas investigaciones, todavía no se conocen con exactitud las rutas moleculares que utiliza esta vitamina para ejercer este efecto protector, así como su papel en otros tipos de tumores.

Fuente: SINC