Un grupo de científicos del Centro de Ciencias de la Complejidad (C3) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), dirigido por el físico teórico Christopher Rhodes Stephens, se propuso contribuir a disminuir el impacto de la diabetes entre la población.

De este modo, puso en marcha un proyecto para evaluar la importancia relativa de los factores genéticos y fisiológicos de la diabetes mellitus tipo 2 frente a los estilos de vida de las personas. Con un enfoque de la complejidad, el grupo de científicos correlacionará saberes, información y bases de datos de dicha enfermedad, generados por la genética, la fisiología y la epidemiología de estilos de vida, precisamente.

La parte genética es coordinada por Samuel Canizales, de la Facultad de Química. Él y sus colaboradores ya trabajan en la identificación de los llamados polimorfismos de nucleótido único (Single Nucleotide Polymorphisms o SNP, por sus siglas en inglés), para la susceptibilidad a diabetes mellitus tipo 2.

“Un SNP es un cambio en uno de los cuatro nucleótidos (unidades estructurales del ADN: A: adenina, C: citosina, G: guanina y T: timina) que forman un gen. Si en la secuencia, la C se convierte en T, entonces se puede originar un rasgo fenotípico distinto: en vez de tener ojos azules, el individuo los tendrá verdes, por ejemplo”, explica Stephens.

Debido a que ya se sabe que varias enfermedades están correlacionadas con uno o más de estos SNP, Canizales y sus colaboradores tratan de identificar los genes con sus respectivos SNP, para ver cuáles se correlacionan con el desarrollo de la diabetes mellitus tipo 2.

Por lo que se refiere a la parte de la fisiología, es coordinada por Marcia Hiriart, del Instituto de Fisiología Celular. Ella y su equipo de colaboradores ya trabajan en la identificación de los cambios fisiológicos que se producen en tejidos de ratas con una dieta alta en azúcares.

Toda la información genética y fisiológica que se genere será correlacionada con factores de estilos de vida. Esta parte (la de estilos de vida) es coordinada por Stephens, quien ya trabaja en el análisis de bases de datos obtenidos a partir de encuestas nacionales hechas por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y la Secretaría de Salud.

¿Por qué bases de datos sobre estilos de vida? Porque, en el caso de la diabetes mellitus tipo 2, la genética no puede explicar por completo su prevalencia o riesgo. Stephens ilustra esto con el caso de los indios pimas.

“Entre los pimas que viven en el estado de Arizona, Estados Unidos, el porcentaje de casos de diabetes es altísimo: 40%, mientras que entre los que habitan en Chihuahua, México, no es alto, para nada.”

Genéticamente, ambos grupos de indios pimas son muy similares. Sin embargo, el hecho de que entre ellos haya una susceptibilidad a la diabetes no significa que a fuerza padecerán esta enfermedad. Ello depende mucho de cómo los estilos de vida van interactuando con esa susceptibilidad genética.

De acuerdo con Stephens, la genética y los estilos de vida están muy enredados, y no es fácil tratar de desenredarlos para entender cómo afectan éstos a aquélla.

“Para la epigenética (estudio de las interacciones entre genes y ambiente que se producen en los organismos), el estado de los genes no está fijado en piedra. El ambiente y el desarrollo (es decir, lo que pasa en mi cuerpo), incluso el estrés, afectan su funcionamiento”, dice el también investigador del Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM.

Los estilos de vida (lo que comemos y cuánto comemos, por ejemplo) impactan también el funcionamiento de los genes. Al respecto, hay que apuntar que, aunque dispongan de mucha comida, las ratas sólo comen la que necesitan. Los humanos, en cambio, comemos más de lo que necesitamos. Precisamente, éste es un hallazgo preliminar del análisis de datos obtenidos a partir de una encuesta de nutrición.

“Hay muchos mitos asociados a la nutrición y la diabetes. Lo que uno come es importante, dicen con razón los nutriólogos. Pero nosotros encontramos que es más importante cuánto come uno. Si comes 4 mil calorías de frutas al día, eventualmente vas a tener un grave problema. Sucede igual con la comida chatarra. Es mejor comer sanamente, pero es más importante comer únicamente lo necesario”, indica el investigador universitario.

Fuente: El Universal