Actualmente existen conocimientos científico-tecnológico que atraviesan procesos sociales, culturales, políticos o de producción, y constituye una dimensión que influye sobre las decisiones más cotidianas. La comunidad científica de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER) desarrolló una jornada para escuchar y reflexionar acerca la importancia de promover una ciudadanía responsable en temas relativos a ciencia y tecnología.

“La ciencia ante el público: abriendo la caja negra” fue el título de la disertación realizada en la Facultad de Ingeniería por la doctora Carina Cortassa, quien se ocupó con elocuencia de un conjunto de aspectos relativos a la comunicación pública de la ciencia en el cual están implicados los ciudadanos, los científicos, los comunicadores sociales y el sistema educativo, entre otros.

La doctora Cortassa es egresada de la Facultad de Ciencias de la Educación de la UNER, y se ha doctorado recientemente en el área de Ciencia y Cultura en la Universidad Autónoma de Madrid. Su exposición giró en torno de cómo la comunicación entre expertos y ciudadanos puede realizarse para beneficio de ambos, y a cargo de quién debe estar.

Al comenzar su charla, la profesora habló de la situación de los ciudadanos no expertos ante la ciencia y la tecnología; sobre cómo le llegan al público estos conocimientos a modo de “caja negra”, que muchas veces no logra desentrañar pero convive diariamente con ellos. Incluso, los mismos modifican su vida diariamente sin embargo son ámbitos a los cuales las personas no tienen acceso debido, entre otros factores, a sus dificultades para comprender un saber complejo y al escaso interés que despiertan. Cortassa señaló que estamos ante una brecha entre ciencia, tecnología y sociedad.

Ante este panorama confuso, desde el campo de estudios de la comprensión pública de la ciencia “planteamos que deberíamos intervenir mediante un agente de interfaz, mediador, que ejerza la comunicación pública de la ciencia en cualquiera de sus manifestaciones: a través del periodismo, la divulgación, el museo de ciencia, el gabinete de prensa en la institución científica con un sentido cívico. El objetivo central es el de promover una ciudadanía responsable en temas de ciencia y tecnología”, destacó.

En general, la gente percibe la ciencia de forma ambivalente, a la vez enalteciéndola y temiéndole. En este contexto, la doctora Cortassa señaló que “hay que plantearse cómo es posible que expertos y no expertos puedan comunicarse de manera razonable para beneficio de ambos”. Una de las condiciones para este diálogo se centra en lo que distintos enfoques de la relación entre Ciencia, Tecnología y Sociedad consideran una exigencia: la “apropiación social del conocimiento”, vinculada con un mayor nivel de “alfabetización científica y tecnológica”. El primero tiene que ver con suscitar entre los ciudadanos la necesidad de apropiarse del conocimiento, como un modo de asignarle valor, de promover un compromiso más activo con el sistema científico. Y el segundo, con lograr una alfabetización en ciencia y tecnología considerada como un mecanismo de inserción social.

Por otra parte, la expositora -cuya formación de grado es en Comunicación Social- hizo hincapié en que los medios de comunicación de masas desempeñan un papel fundamental en esta compleja relación. Indicó que cuando una persona sale del sistema escolar formal, probablemente el único contacto que siga teniendo con el avance científico sea a través de lo que recibe de los medios de comunicación, de la prensa escrita y audiovisual. Entonces, además de enfatizar las funciones de la educación escolar en este proceso de alfabetización científico-tecnológica, “es necesario pensar el rol de la divulgación, de la comunidad científica, y en general el de la comunicación pública de la ciencia como una interfaz imprescindible”.

Acerca de quién tiene que ocuparse de la divulgación científica, la disertante indicó que existen distintas opiniones: en Europa se considera que debe hacerlo el propio experto y, por su parte, estima que por razones de especificidad está en mejores condiciones de realizar esa tarea el comunicador social.

Conceptualizó como “asimétrica” la relación que se establece entre el científico, el periodista y el público alrededor del conocimiento. La comunidad científica está en una posición de privilegio dentro de esa relación porque dispone de estos saberes, pero eso supone también una situación de mayor responsabilidad. Para la especialista, el desafío es disipar algunos prejuicios en torno del diálogo con el público a través de los medios de comunicación. Estos prejuicios se enfocan, entre otras cuestiones, hacia una supuesta incapacidad de comprensión de los receptores.

“Hay un diálogo condicionado por una serie de factores, pero no significa que sea un diálogo imposible”. Continuó explicando que “en tanto seamos capaces de pensar que un diálogo condicionado no es un diálogo imposible, me parece que empezaríamos a resolver esa brecha que separa a la ciencia, la tecnología y la sociedad”.

Fuente: Prensa – Universidad Nacional de Entre Ríos