La relación del bebé con la madre, antes y después del parto, está llena de elementos que tienen algo de mágico pero que en muchos casos la ciencia avala y explica como válidos. Tal es así que un estudio revela que los bebés antes de nacer ya conocen el olor de su mamá. Y ese aroma parece ser el que dirige las primeras succiones del amamantamiento.

Es lo que han descubierto investigadores del Wellcome Trust Sanger Institute (Reino Unido). Cuando nacemos, nos exponemos al olor del líquido amniótico de nuestra madre, y reaccionamos entonces a dicho olor para alimentarnos.

La succión del bebé es un paso crítico para la supervivencia de los mamíferos, que se definen por dar a luz a hijos que necesitan alimentarse de la leche de su madre. El recién nacido debe comenzar a alimentarse poco después del nacimiento, o morirá. Este comportamiento crucial, decisivo en los mamíferos, ofrece a los investigadores la oportunidad de investigar la biología del instinto.

El equipo detectó la presencia de una feromona en el líquido amniótico. Al alimentar a ratones gestantes con alimentos de olor fuerte, como el ajo, para cambiar el olor de la madre, si una feromona estaba implicada, el ajo no tendría ningún efecto en la succión. De hecho, sólo los ratones que tuvieron una exposición previa al líquido amniótico con el fuerte olor de su madre fueron capaces de alimentarse con éxito, lo que demuestra que el olor debe ser aprendido.

"Nuestro trabajo demuestra que no existe una feromona para la alimentación de los ratones recién nacidos, sino que las crías de ratón aprenden el olor de esta mezcla única y variable de la madre en el nacimiento", explican los investigadores.