"No es fácil dejar algo que hice toda mi vida", admite Nilda de Siemienczuk. La cocinera más famosa de la ciudad, protagonista durante cuarenta y dos años de programas gastronómicos y autora de best sellers en los que enseñaba recetas ricas pero fáciles de preparar, decidió colgar las cacerolas. No cocinará más.
"Los motivos son familiares. Quiero recuperar un poco el tiempo que no le di a mis hijos a mis nietos. Cuidar a mis bisnietitas, una en italia y la otra acá", explicó Nilda, en diálogo con Alberto Lotuf en Radio 2. "Entre la radio, la televisión, las conferencias y presentaciones ya nadie sabía quién era yo cuando llegaba a mi casa. Creo que es hora de replantear este tema", agregó.
De todos modos, los seguidores de la señora de Siemienczuk no deben desesperarse: la cocinera trabajará en radio y adelantó sus planes de escribir un libro, aunque no de recetas. "Esta vez no será un libro de cocina, si no el libro de una mujer que trabajó muchos años, que trató de dar lo mejor de sí. Pero que también aprendió mucho de la gente que conoció", señaló.
Pocos saben que Nilda no comenzó en Rosario. "Empecé en 1965, en Mar del Plata, donde vivía con mi marido y mis hijos. Comencé a preparar tortas y cosas para negocios, fiestas o eventos. Me llamaron de Canal 8, les gustó y estuve allá hasta que vine a Canal 5, en Rosario. Tuve que hacer programas en vivo, con un miedo terrible porque no me podía equivocar en nada. También estuve unos cuantos años en Canal 3".
Trabajar ante las cámaras era muy demandante, según comentó Nilda. "Había que pensar la receta, ir de compras el día anterior, también a la peluquería. El día de la grabación estar temprano en la cocina, preparar lo que ya aparece hecho ante las cámaras. Además se grababan varios programas con vajillas diferentes, había que tener todo listo", explicó.
A la hora de rendirse ante otros grandes de la cocina, no duda. "Siento una gran admiración por Petrona de Gandulfo, que fue pionera y sincera. Puso su entusiasmo en ofrecer lo mejor de sí para enseñar lo que ella sabía. Entre hombres, siempre tuve una gran simpatia por el Gato Dumas. Era jovial, tomaba las cosas en serio pero siempre dejó en claro que no era un personaje sino un cocinero", señala la señora de Siemienczuk.
Pero la decisión está tomada. "Es una decisión difícil. Pero mis seguidores me van a comprender. Amo lo que hice, siempre fue así. Ha sido un trabajo de vocación de servicio", sostuvo quien enseñó durante años a llevar a la mesa delicias tanto dulce como saladas. "Creo que es más lo que recibi y aprendí que lo que enseñé", concluyó.