Anahí estaba en su departamento del quinto piso de Salta 2141 cuando una terrible explosión la hizo caer al piso. Se golpeó pero pudo incorporarse. A través del humo y el calor logró llegar al balcón y desde allí comenzó a pedir ayuda a los gritos. Su imagen recorrió el mundo y este jueves, cinco meses después de aquel fatídico día, volvió al lugar de la tragedia.
A las 7.30 los agentes de tránsito corrieron las vallas; unos minutos después pasaba el primer colectivo, que luego de cinco, retomaba su recorrido habitual. Poco antes, habían retirado el último volquete con escombros y de a poco los transeúntes se animaban a caminar por allí. Después de tanto tiempo, los rosarinos volvían a caminar por Salta a la altura del 2100.
Anahí, fue una de ellas. En contacto con A Diario, el programa de Radio 2, señaló la embargan emociones contrapuestas: por un lado, el triste recuerdo de aquel 6 de agosto; y por otro lado, una grata sensación de que, de a poco, el barrio se recupera.
Contó que aún le es difícil encontrar un nuevo lugar donde vivir y que por las noches conciliar el sueño parece tarea imposible. Con todo, aseguró que se mantiene fuerte porque tiene una misión que cumplir: evitar que la tragedia se repita.
“No pasamos por esta instancia para nada. Mucha gente joven perdió su vida y hay quienes perdieron hijos y es un dolor insuperable. Todos podemos ser Salta 2141”, ponderó.
Antes que Anahí, Gladys, amiga de la familia Fornarese, se acercó al lugar con una foto de Maxi, una de las 22 víctimas fatales.
“Pedimos justicia y que Rosario nos acompañe más”, apuntó ante la merma de participantes que notó en las últimas marchas. Cada 6 de mes, los afectados por la tragedia se movilizan desde la zona cero hasta las oficinas de Litoral Gas en Mitre y San Lorenzo para hacer avanzar la causa.
A las 7.30 los agentes de tránsito corrieron las vallas; unos minutos después pasaba el primer colectivo, que luego de cinco, retomaba su recorrido habitual. Poco antes, habían retirado el último volquete con escombros y de a poco los transeúntes se animaban a caminar por allí. Después de tanto tiempo, los rosarinos volvían a caminar por Salta a la altura del 2100.
Anahí, fue una de ellas. En contacto con A Diario, el programa de Radio 2, señaló la embargan emociones contrapuestas: por un lado, el triste recuerdo de aquel 6 de agosto; y por otro lado, una grata sensación de que, de a poco, el barrio se recupera.
Contó que aún le es difícil encontrar un nuevo lugar donde vivir y que por las noches conciliar el sueño parece tarea imposible. Con todo, aseguró que se mantiene fuerte porque tiene una misión que cumplir: evitar que la tragedia se repita.
“No pasamos por esta instancia para nada. Mucha gente joven perdió su vida y hay quienes perdieron hijos y es un dolor insuperable. Todos podemos ser Salta 2141”, ponderó.
Antes que Anahí, Gladys, amiga de la familia Fornarese, se acercó al lugar con una foto de Maxi, una de las 22 víctimas fatales.
“Pedimos justicia y que Rosario nos acompañe más”, apuntó ante la merma de participantes que notó en las últimas marchas. Cada 6 de mes, los afectados por la tragedia se movilizan desde la zona cero hasta las oficinas de Litoral Gas en Mitre y San Lorenzo para hacer avanzar la causa.