Este viernes a las 23, Arbolito se presenta Willie Dixon, Suipacha y Güemes, para asumir ese modo tan particular que encontraron a la hora de cruzar el folclore, los ritmos latinoamericanos y el rock.

El grupo de Buenos Aires trae bajo el brazo Acá estamos, su último disco, además de las canciones que edificaron una historia de dieciséis años.

La placa, que tiene un año en el mercado, marcó el regreso del grupo a la independencia discográfica de los comienzos, con un sonido “en vivo” y asentado mayormente en el quinteto.

La banda está conformado por Ezequiel Jusid, en voz, guitarra acústica y guitarra eléctrica; Agustín Ronconi, voz, flauta traversa, quena, charango, violín y guitarra; Diego Fariza, batería y bombo legüero; Andrés Fariña, bajo eléctrico y coros; y Pedro Borgobello (clarinete, quena, guitarra y coros).

Mientras Joaquín juega con los autitos cerca de Agustín Ronconi, su papá, el guitarrista de Arbolito, devuelve respuestas a Rosario3.com.

Llevan dieciséis años como banda con una identidad musical que se mantuvo, pero la vida pasó en el medio. ¿Qué ocurre cuando miran atrás?

—Por ahí nos pasa que, cuando pensamos en temas viejos que queremos volver a tocar, nos parece que tenemos que empezar desde cero. Sobre todo, últimamente. Evidentemente debemos estar manejando otro tipo de actitud, de visión del arreglo y la instrumentación. Y creo que es parte del proceso, aunque no sé si de la madurez porque no sé cuándo uno está maduro. Por ahí sucede que tenemos dudas a la hora de ir a tocar a algunos lugares, por la cantidad de gente que somos. Pero también hay un sustento de gente que ya nos conoce y nos sigue. En ese sentido, nos vemos en un lugar más asentado, como de privilegio, en relación a años atrás, cuando teníamos que hacer todo más aventurado. Hoy todos somos padres, así que tenemos responsabilidades. Antes, agarrábamos la camioneta y no importaba cuándo volvíamos.

—Esa sensación de extrañeza con los temas más viejos ¿Por qué lado viene?

—Te diría que no desde la composición o la temática, sino en el hecho de que creo que la banda está mucho más plantada. Y sabemos mejor dónde garpa cada instrumento, sobre todo en la combinación de instrumentos acústicos con la electricidad. Nos llevamos mejor ahora, creo, con eso.

—El "Acá estamos" del disco, ¿Alude al presente de la banda o a la idea pensar el álbum como una producción que se concentra en el quinteto?

—Es como decir «acá estamos, los cinco solitos». Volvimos a ser un quinteto independiente. Y, también, es un disco que grabamos nosotros solos. Es como una característica de Arbolito tener discos con invitados, y eso nos permitió conocer gente grosa. Pero este disco fue distinto. Evitamos la sobregrabación, que es uno de los vicios del estudio. Esta vez decidimos darle a cada uno el lugarcito en la banda. Es un disco que fue grabado en vivo y cuando lo terminamos, nos gustó así. A veces menos densidad es más expresión.

— Para el álbum convocaron a Tito Fargo como productor..

—Veníamos ensayando los temas con la idea de sumar cosas electrónicas y como no sabíamos de eso, llamamos a alguien que sí (risas). Nuestros discos, un poco desbordan de humanidad, de calor. Y queríamos sumar algo de electrónica y Tito nos iba a dar un poco eso. Nos dimos cuenta de que lo mejor era darle el disco a él y que se lo lleve a su casa.

—Grabar en vivo les permite ajustar mejor los temas en el show para este nuevo presente..

Sí. Porque los temas se van potenciando solos y no tenés que estar agregándoles instrumentos. Las canciones en realidad, se transforman varias veces. Cuando la componés es una, cuando entrás al estudio se transforma y cuando la tocás en vivo y se queda en la gente, se volvió a transformar.

—¿Cuáles son los beneficios de volver a la independencia discográfica?

—El principal beneficio es que el disco es nuestro. Y, pese a toda la discusión que hay en torno de hacia dónde va el negocio del disco, la gente todavía lo compra, porque le gusta tenerlo. Te acostumbrás a estar en una compañía y que, a la hora de entrar al estudio, está todo resuelto. Pero, pasado eso, le vas agarrando el gustito a la cosa propia. Así fue como surgimos nosotros, con la autogestión. Y eso te da una energía distinta.