Ese homínido, que los paleontólogos identifican como "Ardi", vivió más de un millón de años antes que "Lucy", el Australopithecus afarensis del que tienen un esqueleto femenino parcial.

Los informes de Science describen el ambiente en que vivió "Ardi", sus partes anatómicas específicas y analizan las implicaciones que tiene su descubrimiento para lo que se sabe hasta ahora de la evolución humana.

El descubrimiento revela la biología de las primeras etapas de la evolución humana mejor que cualquier otro hasta la fecha, aseguró el geólogo estadounidense Giday WoldeGabriel, que encabezó el análisis de lavas y cenizas que sirvieron para determinar la antigüedad de los restos fosilizados.

Según los científicos, se cree que en realidad el más antiguo antepasado común de los seres humanos y los chimpancés vivió hace más de seis millones y aunque "Ardi" no es el último sí comparte muchas características con ambos primates.

Mediante el análisis de huesos del cráneo, dientes, pelvis, manos y pies hallados hace 17 años en sedimentos del noreste de Etiopía, los científicos determinaron que "Ardi" también fue una mujer que pesaba unos 50 kilogramos y tenía una estatura de 1,20 metros.

"Con un esqueleto tan completo y con tantos individuos de la misma especie en el mismo horizonte del tiempo, podemos comprender la biología de este homínido", indicó Gen Suwa, paleoantropólogo de la Universidad de Tokio y autor del informe principal publicado por Science.

Los restos óseos de "Lucy" fueron encontrados en 1974 a unos 60 kilómetros del sitio donde sería descubierto "Ardi" por un grupo internacional de paleontólogos.

Según WoldeGabriel, el hallazgo de "Ardi" proporciona nuevas pistas acerca de la evolución de los homínidos, es decir hombres, chimpancés, gorilas y orangutanes a partir de un ancestro común.

Hasta ahora los científicos suponían que chimpancés, gorilas y otros monos africanos modernos conservaban muchas de las características del último antepasado que compartían con los seres humanos.

Se pensaba que ese último antepasado era más chimpancé que ser humano y que estaba adaptado para vivir en la copa de los árboles y caminaba sobre los nudillos de sus manos cuando estaba en tierra firme.

Sin embargo, el análisis de los restos del Ardipithecus ramidus pone esa suposición en tela de juicio.

Según los científicos, estos homínidos al parecer vivían en un ambiente boscoso y trepaban los árboles sobre sus cuatro extremidades, como lo hacían otros primates del Mioceno cuando hace 24 millones de años, los territorios de África, Eurasia y Arabia estaban unidos.

Pero cuando estaban en tierra caminaban erguidos sobre sus dos extremidades sin apoyarse en los nudillos de sus manos. Además, según los científicos, "Ardi" no pasaba mucho tiempo en los árboles.

Por otra parte, el descubrimiento de los restos fósiles sugiere que los homínidos y los monos africanos parecen haber seguido rumbos evolutivos diferentes y ya no se puede considerar que los chimpancés sean representantes de nuestro último antepasado común

Según Tim White, científico de la Universidad de California y uno de los autores principales de la investigación, ésta da la razón al naturalista inglés Charles Darwin, "un especialista en la materia", según dice.

El creador de la teoría de la evolución hace 150 años "decía que teníamos que ser muy cuidadosos. La única forma de que saber cuál era la apariencia de nuestro último ancestro común era encontrarlo", según manifiesta el científico.

"Con 4,4 millones de años (de antigüedad) hemos hallado algo que se le acerca bastante. Y, como lo vislumbró Darwin, la evolución de los monos y la evolución de los hombres han seguido líneas independientes desde que se separaron, desde cuando compartimos ese último ancestro común", añadió.

Fuente. EFE