Un glorioso cierre tuvo la participación del seleccionado argentino en el grupo A del campeonato mundial de básquetbol Japón, ya que consiguió un gran triunfo sobre el defensor del título, Serbia y Montenegro, por 83 a 79, que le permitió terminar invicto esta fase clasificatoria.

En lo que se está constituyendo en un auténtico clásico europeo-sudamericano, el conjunto dirigido por Sergio Hernández volvió a sufrir mucho para quedarse con la victoria ante el duro equipo serbo-montenegrino, y prueba de ello fue que luego de ganar el primer parcial por un apretado 22-21, perdió los dos siguientes 41-40 y 66-61.

A la sazón estos fueron los únicos dos cuartos que perdió Argentina de los 20 que afrontó en esta primera ronda del certamen, luego de imponerse sucesivamente a Francia (80-70), El Líbano (107-72), Venezuela (96-54) y Nigeria (98-64).

Por su parte Serbia y Montenegro acumuló su tercera derrota en esta rueda, ya que anteriormente había caído, en sus dos primeras presentaciones, ante Nigeria y Francia.
Pero más allá de esto, el hecho de que este equipo, si bien cuenta solamente con el escolta Igor Rakocevic como único sobreviviente del campeón mundial (como Yugoslavia) que le ganó la final de Indianápolis justamente a Argentina y que después fue vencido por los albicelestes, ya como Serbia y Montenegro, en los Juegos Olímpicos de Atenas, esté en la cumbre del básquetbol de Europa encerraba todo un desafío para las huestes de Hernández.

Y aunque Argentina tuviera asegurado desde ayer el primer puesto de grupo, jugó el partido como si fuera una instancia decisiva, sin regalar nada ni reservar energías para el compromiso por los octavos de final del viernes a las 10 local (22), ante Nueva Zelanda, que venció a Panamá 86 a 75.

Todavía estaba abierta la herida que los dirigidos por Dragan Sakota le provocaron a los argentinos hace diez días en Singapur, en ocasión del último cuadrangular preparatorio para este mundial, cuando los vencieron por 19 tantos de diferencia.

Pero se sabe que cuando juegan por los puntos, los campeones olímpicos funcionan al tope de sus posibilidades siempre. Y eso se observó nítidamente hoy, en su última presentación en el Sendai City Arena (el viernes se jugará en Saitama, hacia donde Argentina partirá mañana, a las 8.40 de Japón, en el tren bala).

Y la función de despedida empezó a toda orquesta, ya que aún pese al engañoso 22-21 con que se cerró el primer cuarto, en el juego Argentina dio una verdadera exhibición de básquetbol, con lujos y efectividad en dosis equivalentes.

Por eso a partir del segundo segmento su rival recurrió al juego más físico (el base alterno Bojan Popovic logró con ello desacomodar al hasta entonces impechable Juan Ignacio Sánchez) y algunos jugadores, especialmente Andrés Nocioni y Emanuel Ginóbili (se cruzó feo con Rakocevic) fueron perdiendo el control y terminaron con sus cuerpos en el banco de suplentes.

Pero en esas variantes terminó radicando el secreto de la recuperación argentina, que luego de los dos cuartos del medio perdidos, empezó la remontada con un ’Pepe’ Sánchez otra vez dueño y señor del equipo, jugando con el reloj de los 24 segundos de posesión como un genio del suspenso, y un Carlos Delfino (cada partido rinde más) demoledor en los lanzamientos de tres puntos.

Un total de nueve asistencias metió Sánchez mientras Delfino se ocupaba de emparejar el tanteador con tres triples consecutivos promediando el cuarto final. Y cuando por fin Argentina logró pasar al frente en el marcador ya no cedió más la ventaja, porque otra vez, como en los partidos anteriores, volvió a surgir su eficacia defensiva para
controlar al gigantesco Darko Milicic (el pivote de 21 años y 2,12 metros es el único del plantel que juega en la NBA, por Orlando Magic) bajo las tablas y cerrarle los caminos de penetración a Rakocevic.

Así se llegó al final de un partido áspero como no había tenido Argentina en toda esta primera ronda, pero que por ello y de cara a lo que se viene, fue altamente positivo, ya que en los momentos más críticos apareció el temple de la "generación dorada" para torcer el destino a su favor. Y ese será un elemento clave a partir de ahora.

Esta vez el ’Oveja’ Hernández recurrió solamente a nueve hombres del plantel y no pudo rotar el banco completo como en los tres partidos anteriores (no tuvieron minutos en cancha Daniel Farabello, Gabriel Fernández y Leonardo Gutiérrez), pero el siempre efectivo Luis Scola (goleador del equipo con 22 tantos) y los mencionados Sánchez y Delfino, en mayor medida, sacaron la cara por todos.

Pero esta vez los goleadores fueron dos rivales, Rakocevic y Milicic, con 24 puntos cada uno.

Detalles estadísticos todos estos que, en este particular enfrentamiento, se consumen solamente en eso. Porque el aporte que tuvo la vergüenza, la garra y el espíritu ganador de este equipo argentino, en esta ocasión fueron los elementos que más se deben valorar.


Argentina: Juan Ignacio Sánchez 9, Emanuel Ginóbili 13, Andrés Nocioni 12, Luis Scola 22 y Fabricio Oberto 2 (FI). Rubén Wolkowyski 4, Carlos Delfino 14, Walter Herrmann 7 y Pablo Prigioni 0. DT: Sergio Hernández.

Serbia y Montenegro: Vule Advalovic 8, Igor Rakocevic 24, Miroslav Rajcevic 0, Goran Nikolic 7 y Darko Milicic 24 (FI). Bojan Popovic 6, Branko Jorovic 6, Kosta Perovic 4 y Uros Tripkovic 0. DT: Dragan Sakota.