Tras estimaciones, la terrorífica cifra de personas fallecidas a causa del sismo de 7 grados en la escala Richter que afectó el 12 de enero a Haití salió a la luz. Un total de 111.499 personas perdieron la vida en la isla caribeña, informó las Naciones Unidas. La búsqueda de sobrevivientes llegó a su fin.

Así lo especificó la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) según el registro oficial de defunciones construido por el gobierno haitiano.

Otra de las determinaciones del Ejecutivo isleño es el cese en la búsqueda de sobrevivientes. A las 16 horas locales (21 GMT) del pasado viernes, la cúspide gubernamental decidió finalizar con las operaciones de rescate que involucraron a 67 equipos, conformados por 1.918 socorristas y 160 perros especializados.

Las labores rescatistas durante los diez días posteriores a la catástrofe lograron dar con 132 personas vivas, dos de ellas halladas en la jornada del viernes. Se trataba de una mujer de 84 años y un hombre de 22.

A partir de ahora, la ayuda humanitaria se centrará en ayudar a las miles de personas que han perdido sus casas, y que no tienen alimentos, ni asistencia médica adecuada para afrontar las enfermedades que brotan entre las tiendas improvisadas armadas en calles y plazas de la capitalina Puerto Príncipe, y las ciudades devastadas de Jacmel y Leogane.

Diarrea, infecciones respiratorias y de la piel, tétanos y de las meningitis amenazan a los casi 3 millones de haitianos que rezan a diario para agradecer que siguen vivos, y en una búsqueda desesperada de ayuda divina. En esa línea es que el papa Benedicto XVI escribió una carta al presidente del país René Preval, en directa voz al pueblo perjudicado.

"Rezo para que el espíritu de la solidaridad esté presente en todos los corazones y que la calma regrese a las calles para que la ayuda generosa que llega de todos los países lleve el alivio a las personas que hoy tienen necesidad de todo y que tengan la tranquilidad de saber que toda la comunidad internacional se ocupa de ellos", aseguró.