Este nuevo trabajo, realizado por investigadores de la Universidad de Rochester Medical Center (URMC) explica lo que precedentes investigaciones demostraron: que una moderada ingesta de alcohol está asociada a un menor riesgo de declive cognitivo, mientras beber en forma abundante lo aumenta.

El equipo de científicos es el mismo que en el pasado describió el funcionamiento del sistema glinfático, el proceso de limpieza del cerebro a través del cual el líquido cerebro-espinal es bombeado al tejido cerebral y permite eliminar toxinas, incluidas proteínas Beta amiloide y tau, asociadas al Alzheimer, tal como publica docsalud.

Luego, los investigadores mostraron que el sistema glinfático es más activo mientras dormimos, puede ser dañado por un ictus o traumas y mejora con el ejercicio.

Ahora, con un nuevo estudio realizado en ratones se examinó el efecto del alcohol. Al estudiar el cerebro de los animales expuestos a altos niveles de espirituosas por un largo período, los investigadores observaron que en los astrocitos, células clave en la regulación del sistema glinfático, presentaban altos niveles de un marcador molecular para la inflamación. Y ello estaba ligado a reducidas capacidades cognitivas y motoras.

En ratones expuestos a bajos niveles de consumo de alcohol, unas dos copas al día, en cambio, el sistema glinfático era más eficiente en remover los desechos en relación a los animales no expuestos. Además los niveles de inflamación cerebral eran inferiores.