Los colectivos de doble piso son seguros siempre y cuando no excedan los cien kilómetros por hora, según se desprende de un informe elaborado por expertos de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), realizado a pedido del gobierno nacional. El estudio plantea la necesidad de que se instalen en las unidades un aparato que limite la velocidad.
En los últimos tiempos, los micros de doble piso estuvieron en el ojo de la tormenta, señalados como culpables de gran cantidad de accidentes –muchos de ellos fatales– en diferentes rutas del país. El peligro es que nueve de cada diez coletivos de media y larga distancia son de esta clase. Pero según el estudio, los choques tienen otras causas: principalmente la falta de descanso de los choferes y el mal estado de las rutas.
La presentación de los resultados del informe estuvo a cargo del secretario de Transporte, Ricardo Jaime, quien señaló que el país debe "volver al transporte multimodal", con mayor participación de ferrocarriles y aviones en el transporte.
"Son seguros, pero no tanto", fue la conclusión del ingeniero Enrique Filgueira, uno de los autores del trabajo, quien admitió que estos micros "después de superar la barrera de los 100 kilómetros de velocidad presentan algunos problemas". El trabajo, realizado entre 2003 y 2005, propone que, en forma inmediata, se instale en estos rodados un "limitador de velocidad programado de fábrica" para evitar que circulen por arriba de los 100 kilómetros.
Otra sugerencia pasa por "establecer velocidades comerciales acordadas con la reglamentaria" para la prestación de los servicios y, además, se hace hincapié en la necesidad de "instrumentar acciones que aseguren el cumplimiento de jornada laboral y descanso de conductores".
Incluye también recomendaciones para el corto y mediano plazo: los profesionales de la UTN proponen la incorporación de un doble eje delantero y el ensayo de un ángulo mínimo de inclinación, estipulado en 28 grados.
El trabajo de la UTN hace referencia a la incorporación de "mejoras en la resistencia de la cabina del conductor" frente al riesgo de eventuales impactos de frente y se solicita un "análisis de la viabilidad técnica de disminuir el centro de gravedad, mediante suspensión activa". En el análisis de los vehículos se detectó que "tienden a
aumentar su deriva lateral en la parte anterior, que se ve aumentada por la incidencia del viento, la distribución de la carga y la configuración de la unidad".
En cuanto a las recomendaciones finales, cada sector recibió los consejos de los técnicos que trabajaron en la elaboración del informe. Los operadores del servicio deberán "liderar un cambio hacia un transporete más seguro, anteponiendo la seguridad vial a la rentabilidad empresaria". Los conductores tendrán que tomar conciencia de que son "profesionales del volante y de su responsabilidad e idoneidad dependen la vida de los pasajeros y la suya propia".
La tarea del Estado pasará por "coordinar y mejorar las acciones de control, así como darle una adecuada asignación de recursos a los organismos de control". Los usuarios, finalmente, deberán ser "garantes de su propia seguridad, viajando con quién le ofrezca mayor seguridad y no menor tiempo de viaje, utililizando el cinturón de seguridad".
No se trata del primer informe sobre el tema. Hace algún tiempo habían presentado otro estudio la Cámara Empresaria de Larga Distancia y la Asociación Argentina de Empresarios de Transporte Automotor: allí se establecía que los controles exigidos por las autoridades argentinas para habilitar las unidades en cuestión "son similares y en algunos casos más exigentes" que en diversos países de Europa.
También participó en la polémica el Instituto de Seguridad y Educación Vial, que aseguró que la crisis de la seguridad vial no podía resolverse "buscando chivos expiatorios (en alusión a los micros de doble piso) que nos den la falsa sensación de que hemos identificado al autor responsable de esta gravísima situación".