A Milo, un gato de seis meses, lo llevaron al veterinario para castrarlo. Pero el procedimiento de rutina no satisfizo a minino. 

gato foto grande
Fuente: SWNS

Tras despertar de la anestesia, Milo notó que algo le faltaba. Fue entonces cuando perdió el control.

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Fuente: SWNS

"Miró hacia abajo y se dio cuenta de que no estaban (sus testículos) y soltó un grito. Siguió mirando hacia abajo, con la vista fija durante siglos", le contó el dueño de Milo, John Reed, al tabloide británico Metro.

El dueño confesó que ríe cada vez que vez que revive en las fotos la escena, una mueca que Milo compartirá cuando consume su venganza.