Un ataque armado contra el exclusivo club nocturno “Reina" de Estambul, situado en la orilla europea del río Bósforo, perpetrado poco después de la llegada del Año Nuevo, causó al menos 39 muertos y 69 heridos, entre ellos numerosos extranjeros. Hasta este domingo al mediodía, el atacante seguía a la fuga aunque en las últimas horas se conocieron pistas sobre su identidad.

Según informó el primer ministro turco, Binali Yildirim, el hombre dejó su arma en el lugar de los hechos y la policía cuenta con unos primeros indicios sobre su el mismo.

El ataque sucedió a la 01.30 hora local (22.30 GMT) cuando un desconocido, supuestamente disfrazado de Papá Noel, abrió el fuego contra la gente con un arma automática.

"Nuestra Policía ha puesto en marcha una operación y esperamos que sea capturado pronto", manifestó en la madrugada el ministro turco del Interior, Süleyman Soylu, citado por la agencia de noticias Anadolu.

Para este mediodía se habían identificado 21 víctimas, de ellas 16 extranjeros de nacionalidades no especificadas, mientras que los otros cinco son ciudadanos turcos.

Entre los 69 heridos que están recibiendo tratamiento, hay al menos cinco heridos graves, entre ellos un ciudadano tunecino, informaron las autoridades turcas.

Según el gobernador de Estambul, Vasip Sahin, el atacante mató primero a un agente de policía y a un civil en la puerta de la discoteca, antes de acceder al lugar y abrir fuego contra la gente.

El club Reina es un conocido lugar de ocio de la alta sociedad de Estambul y frecuentado por celebridades, futbolistas y empresarios.

Un camarero del local indicó al diario Hürriyet que en el local había unas 500 o 600 personas festejando la llegada del 2017.

Según relatan testigos al mismo diario, numerosos clientes de la discoteca se lanzaron al mar, y la guardia costera realizó una operación de rescate para salvarlos.

Un ataque anunciado

El dueño del club, Mehmet Koçarslan, aseguró al diario Hürriyet que los servicios secretos estadounidenses ya habían avisado de posibles ataques una semana antes y que se habían tomado medidas adicionales de seguridad a orillas del Bósforo.

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, señaló en una primera reacción que este atentado busca "desestabilizar" Turquía.

"Turquía está determinada a hacer lo que sea necesario en la región para mantener la seguridad y paz de los ciudadanos turcos", agregó Erdogan en referencia a la lucha del ejército turco contra el grupo terrorista Estado Islámico (EI) en Siria.

También el Ejército turco emitió un comunicado en el que asegura que su "lucha contra el terrorismo seguirá con la misma determinación" que hasta ahora.

Turquía lanzó en agosto pasado la "Operación Escudo del Éufrates" para derrotar, junto con a fuerza opositoras sirias, a los yihadistas del EI del norte de Siria e impedir que los grupos kurdos controlen la zona fronteriza con Turquía.

Si bien todavía nadie se ha reivindicado el ataque, las emisoras turcas señalan que la Policía centra sus investigaciones en la rama local del EI.

La Policía había desplegado a unos 25 mil agentes anoche en Estambul para prevenir atentados, después de que el país se viera golpeado por una oleada de ataques en los últimos meses.

Unas 300 personas murieron en 2016 en Turquía en atentados cometidos supuestamente por el EI y por el TAK, un grupo escindido del ilegal Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK).