¿Basura cero? Según la ordenanza 8.335, para 2017 la disposición final de residuos en relleno sanitario debería ser menor a las 130 mil toneladas por año, absolutamente nada (cero) en 2020; sin embargo en 2015 se enviaron casi 300 mil toneladas al predio que la Municipalidad usa para tales fines en Ricardone y que explota la empresa Resicom con quien además el Palacio de los Leones tiene una cuantiosa deuda. Lejos de generar menos basura, los rosarinos producimos 800 toneladas de residuos por día que a partir del año que viene no tienen a dónde ir a parar porque se vence el contrato con mencionada firma.

Consultado por Rosario3.com, el presidente de la comisión de Ecología del Concejo Municipal, Osvaldo Miatello, precisó que el contrato con Resicom vence el 1° de enero de 2017 y todavía desde el Ejecutivo no enviaron a los ediles los términos de renovación de contrato o bien otras alternativas. “Sin el visto bueno del Concejo –advirtió Miatello– la Municipalidad no puede ni renovar ni contratar”.

Con menos de dos meses para que se termine el año, el concejal volvió a pedir un informe al Ejecutivo sobre el tema. Ya lo había hecho en julio pero nadie respondió. Ahora sus pares deberán aprobar el pedido de informe para que toque a la puerta de la intendencia.

Una relación de larga data y de mucha basura

Desde hace más de diez años Resicom desecha los residuos de los rosarinos. Lime, Sumar y Limpar –las tres empresas que se encargan de la recolección– recogen la basura de los contenedores y la parte que no va a la planta de compostaje de Bella Vista –esto es, casi el 75 por ciento– Resicom lo lleva y entierra en un terreno que Ricardone le cedió en el sur.

En 2005 ese predio era de siete hectáreas pero la cantidad de basura que se descargaba a diario –800 toneladas–  obligó a la firma a sumar espacio y hoy hace uso de un predio de 40 hectáreas. Cuarenta hectáreas de basura. Si un campo de fútbol mide una hectárea, hablamos de 40 Arroyitos o Colosos llenos de residuos. O para ser más gráficos casi el Parque Independencia entero (mirá la comparación acá)

Por el mencionado servicio –de traslado y entierro– la Municipalidad debería haber pagado 481 millones de pesos por el período 2011-2016. "Debería", porque según el presupuesto 2016 el Palacio de los Leones debe a la firma más de 100 millones de pesos. Para Miatello, esto pone a la ciudad casi contra la espada y la pared.

El predio de Resicom es casi tan grande como el Parque Independencia.

La deuda que tiene la Municipalidad sumada a una declaración de la Secretaría de Medio Ambiente provincial que calificó a Resicom como “la única operadora capacitada para gestionar volúmenes superiores a las 800 toneladas diarias” parece no dejar mucho margen de discusión.

“No descalifico a Resicom –aclaró Miatello– pero el Ejecutivo le tiene que dar al Concejo, a la ciudadanía la posibilidad de rediscutir si acaso no hay otro lugar donde desechar la basura, si no hay otra manera”.

“Pareciera que se quieren llevar las cosas a un punto límite para evitar el debate”, criticó.

Algo huele mal

Como la basura compactada despide gases, entre ellos el metano que es altamente inflamable –explicó Mirko Moskat, del Taller Ecologista– en el relleno sanitario de Ricardone hay tubos de ventilación. Lo que sale no huele bien. E incluso hace mal. 

A largo plazo, advirtió, puede provocar daños a la salud y al ambiente, provocar cáncer y malformaciones y agudizar el cambio climático. En el mientras tanto afecta la calidad de vida de quienes viven cerca de ese cementerio de basura.

La ordenanza de Basura Cero, no es, entonces un capricho. Lamentablemente sí un fracaso, a entender de Moskat que vinculó el crecimiento del volumen de residuos –en 2006 se enviaron 250.944 toneladas de basura al relleno y en 2015, 296.916 toneladas– a un deficiente manejo del tema.

Por un lado, alertó, se genera más basura; y por otro, lo que se recupera o composta es muy poco. Y encima –agregó– ni siquiera de forma eficiente porque se hace demasiado hincapié en el reciclaje cuando el material reciclable supone apenas el 20 de los deshechos y el material orgánico casi el 60.

“Hay que empezar a separar en origen el material orgánico –señaló– y para eso hacen falta incentivos”. Para el ecologista el Programa Separe falla porque apela a la voluntad de los vecinos que en su mayoría optan por tirar toda la basura junta en lugar separarla y buscar el contenedor naranja o llevarla a alguno de los centros de recepción.