"¡Nos vamo a Bariló, nos vamo a Bariló!". Todo adolescente de entre 16 y 17 años sueña con su viaje de estudios como si se tratase de un pasaje sin retorno a la libertad suprema, al dejarse llevar sólo por las emociones, un verdadero estado de felicidad. Sin embargo, concretar este anhelo implica mucho dinero y en un contexto económico de creciente inflación, los pasajes, las estadías, las entradas a los boliches, los hoteles también sufrieron los azotes de la escalada de precios.
“El precio del viaje a Bariloche está en unos 3.250 pesos”, redondeó Adrián Cuantini de la agencia de viajes Auckland (Cortada Ricardone 1319) con gran presencia en las escuelas de la ciudad. “Este precio es el que pagan los chicos que viajan el año que viene, los que viajan este año pagaron unos 2700 por el mismo viaje”, agregó.
Rosario 3.com consultó a la Oficina Municipal del Consumidor respecto a con cuánto dinero deben contar los papás a la hora de que su hijo emprenda viaje al sur. “Actualmente un viaje a Bariloche contratado como turismo estudiantil, ronda y en casos supera los 3.000 pesos”, señaló Marta Díaz, a cargo de esta temática dentro de la institución municipal. Según estimó, “el año pasado costaba alrededor de 2700 pesos irse a Bariloche. Este año sale un 15 por ciento más, aproximadamente”.
En la misma sintonía, Susana, una profesora de cuarto año de la escuela Zona Parque y madre de una adolescente que viajó el año pasado a Bariloche, sostuvo: “Hay un aumento considerable con respecto al año pasado”.
En Bariloche “all inclusive”
De acuerdo a Cuantini, “los precios vienen modificándose desde 2001 porque Bariloche empezó a concentrar muchísimo turismo internacional. Cada vez hay menos hoteles para estudiantes y más demanda y los precios se acomodan a los turistas extranjeros”, analizó.
En la tradicional ciudad rionegrina los chicos tienen la posibilidad de hacer de todo: esquían, se tiran en trineo, cabalgan, almuerzan y cenan afuera y cada noche como un ritual religioso, asisten a los boliches del centro, sin falta. Sin dudas, esta vida es costosa y los padres deben pagar por ella.
“Les ofrecemos once días y ocho noches con todas las comidas incluidas. Los chicos tienen asistencia médica, excursiones todos los días y todas la noches el boliche. Además, tienen incluido el esquí, los ascensos, la instrucción, cabalgatas, cuatriciclos y trineos” enumeró. Para el encargado de Auckland “los chicos quieren hacer todo aunque sea costoso porque saben que están en Bariloche”. Una entrada a un boliche, por ejemplo, ronda los 80 pesos aunque como se dijo antes, forma parte del paquete total del viaje.
¿En cómodas cuotas?
“Las empresas venden los paquetes con casi un año y medio de adelanto, justamente para que al momento del viaje, esté abonado en su totalidad. Presentan varios planes de financiación, que se plasma en la adhesión personal de cada papá o mamá, al contrato madre”; indicó Díaz de la Oficina del Consumidor.
Al momento de hacer frente a este gasto, según las diferentes opiniones consultadas, la mayoría de los padres hace “tripa corazón” y pagan cuota por cuota. “La gente no cree en el Indec y sabe que todo aumenta y que estamos hablando de irse a Bariloche. Te pueden llegar a hacer algún que otro planteo pero no es así la mayoría de las veces”, indicó Cuantini.
Desde la Oficina del Consumidor se ofrecen charlas acerca de las cuestiones a tener en cuenta antes de firmar el contrato y además, se difunden los derechos de los consumidores. Esta actividad les permitió conocer las reacciones de los padres: “Como en todo consumo, depende del poder adquisitivo. Si bien a todos les parece elevado el monto total, las quejas parten generalmente de gente con menor poder adquisitivo, y para quienes estos montos son realmente un enorme esfuerzo”.
Según la experiencia de Susana “los padres hacen un gran esfuerzo para que sus hijos viajen. En la mayor parte de los casos, no les importa pagar porque el viaje es algo que esperan desde hace mucho. Pero, también hay situaciones en las que los chicos se quedan porque no hay forma de financiarles el viaje”.
“El viaje en sí, es un acto de consumismo. Todo está pensado, diagramado y vendido, a esos precios, porque para los jóvenes y no pocos adultos, si la empresa por la que se viaja y el boliche al que se concurre son los más caros, mejor. Claro esto que no siempre es así”, concluyeron desde la oficina municipal.


