Desafió a todos, sacó pecho y gritó campeón. Rosario, este grupo de Rosario, tuvo el carácter, la actitud y el profesionalismo que debe poseer un verdadero campeón. Se armó para ser protagonista, trabajó para ganar el título y lo obtuvo invicto. ¿Tan fácil es? Nunca es sencillo, pero este elenco de Hiriart tuvo todo en su dosis justa y mandó a dormir temprano a todos los que aguardaban agazapados por una derrota como en los años anteriores para hacer leña del árbol caído.

Desde el mejor del torneo, Ramiro Iglesias, hasta el profe Hernán Corte, o el colaborador Pichi Sandoval, todos fueron importantísimos. Porque desde el principio todo se manejó de una manera impecable. El equipo fue el primero que se armó con respecto a las otras selecciones, fue la primera delegación que llegó a San Javier, con un día de anticipación y en el transcurso del certamen el estudio de cada detalle terminó siendo vital para que los jugadores entreguen de una manera ejemplar el espíritu amateur que tienen dentro de ellos y el reflejo fue el partido final.

Porque si bien en el primer cuarto el parcial fue parejo por la tensión natural de un duelo de esta envergadura, el resto fue todo del elenco rosarino. Fue tal el scouting que hizo el cuerpo técnico que los jugadores lo leyeron a la perfección para que Santa Fe sea un rival desconocido. Lejos de su nivel, sólo Alessio con una gran efectividad y Roy Melchiorre en algún pasaje del tercer período se destacaron, el resto estuvo anulado y jamás el entrenador santafesino logró encontrar la manera de vulnerar los caminos que cerraban los dirigidos por Leo Hiriart.

Literalmente los rosarinos lo pasaron por arriba con una tremenda defensa hombre a hombre (primero y con variantes luego) y con una movilidad en ofensiva impecable. La rotación de un lado al otro de la naranja para encontrar al mejor ubicado para anotar o tomar un tiro cómodo fue una imagen típica de todos los avances de Rosario.

Iglesias quebró el partido desde su defensa sobre Melchiorre y todo su talento en ofensiva, Gandoy y Villa lo mantuvieron desde el goleo, Bronzino cumplió casi a la perfección su rol como durante todo el certamen y el resto acompañó de la mejor manera para que la selección rosarina grite, tras seis años, nuevamente campeón de la provincia. Llegó a tener 18 de máxima y si bien en algún momento se confundió contra la zona o combinada rival, rápidamente salió del problema y tomó aire.

Definitivamente nada ni nadie podrán reprochar algo de lo hecho por todos los que consiguieron el título número 21 en San Javier. Sin dudas quedó reflejado que el trabajo serio acerca al éxito y Rosario fue un enorme campeón.

SÍNTESIS

ESTADIO: “Jorge González” – Central
PARCIALES: 12/15 – 25/36 – 44/54
ARBITROS: Osvaldo Bautista - Roberto Settembrini – Norberto Raggio
FIGURA: Ramiro Iglesias, 17 puntos, 7 rebotes, 7 asistencias

SANTA FE 57: Nicolás Copello 5, Eduardo Calvelli 7, Roy Melchiorre 12, Iván Basualdo 8 (x), Ignacio Alessio 18 (fi), Nicolás Solari 5, Maximiliano D’Amellio 0, Mauro Cosolito 2, Baltazar Claudé 0. DT: Juan Siemienzuck.

ROSARIO 69: Ramiro Iglesias 17, Juan Manuel Gandoy 14, Agustín Carnovale 11, Lisandro Villa 15, Ezequiel Dentis 6 (fi), Exequiel Cassinelli 0, Gustavo Bronzino 6, Juan Cravero 0, Pablo Maggi 0, Alejandro Fernández -, Maximiliano Yanson -, Jonatan Sacco -. DT: Leandro Hiriart.

Fuente: www.rosariodeportes.com