Cientos de personas participaron anoche en Nueva York en la recreación de una antigua batalla naval, en la que los contrincantes, armados con barras de pan, se tiraron tomates y sandías desde varias réplicas de embarcaciones antiguas, registran hoy medios locales de prensa en sus sitios web.

Bajo el nombre de "Los que van a morir te saludan" -la frase que los gladiadores decían al césar cuando entraban al circo romano a combatir-, el Museo de Arte de Queens organizó esta peculiar batalla que debía enfrentar a los empleados de varios museos neoyorquinos, pero a la que acabó sumándose la mayoría de los asistentes.

Según la prensa, el público estaba llamado a presenciar la batalla, que se libró en un gran estanque artificial llenado de agua para la ocasión, siempre que acudiera vestido con toga.

El enfrentamiento, que acabó con la mayoría de las embarcaciones destruidas y con cientos de personas en el agua, formaba parte del programa de actividades de verano del Museo de Arte de Queens, que había encargado el proyecto al artista Duke Riley.

"Recreamos una naumaquia romana, esos enfrentamientos que se desarrollaban cuando el emperador inundaba la arena del Coliseo y creaba una falsa batalla naval en la que se hacía participar a los prisioneros", explicó hoy al canal de televisión local NY1 el artista, conocido por otras representaciones artísticas para las que recreó embarcaciones antiguas.

Riley fue el responsable de construir con materiales reciclados las diversas embarcaciones de más de nueve metros de longitud que llenaron uno de los estanques artificiales del parque Flushing Meadows, en el que se encuentra el Museo de Arte de Queens y donde Nueva York acogió la Exposición Universal en 1939 y 1964.

Las naves desde las que los participantes se lanzaron sandías y tomates a modo de munición estaban inspiradas en las barcazas egipcias que surcaban el Nilo, los galeones españoles y también las canoas polinesias.

Riley protagonizó las portadas de los diarios neoyorquinos en 2007, cuando la Guardia Costera lo detuvo por lanzarse al puerto de Nueva York con un submarino de su propia fabricación y acercarse demasiado al transatlántico Queen Mary 2.

Con aquella construcción, el artista pretendía reproducir uno de los primeros submarinos que se vieron durante la revolución de Estados Unidos, el llamado Turtle, del siglo XVIII.

Fuente: EFE