Un certamen convocado por la organización privada estadounidense "X Prize Foundation", otorgará 10 millones de dólares al equipo de investigación que secuencie, en 30 días, con la mayor precisión y al menor costo posible el genoma personas centenarias.

La elección de estos mayores se debe a que se los considera los "mejores controles", dado que llegaron a la edad máxima humana con buena salud, a diferencia de registros anteriores con gente de menos años, que más tarde contrajeron afecciones propias de la edad avanzada.

Además del premio para los ganadores, "el concurso puede abrir puertas para que la ciencia avance en la búsqueda de una óptima calidad de vida y muchos años", sostuvo en diálogo con Télam Rodolfo Goya, investigador principal del Concejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).

Goya trabaja en el Instituto de Investigaciones Bioquímicas (INIBIOLP) de La Plata y es director del laboratorio de Bioquímica del Envejecimiento Celular.

"Los genes tienen versiones distintas, con muy pequeñas variantes, algunas son defectos y otras versiones que funcionan mejor, por lo que hay gente que llega a muy avanzada edad con una vida sana, sin alzheimer, diabetes u otras enfermedades de la vejez".

Para el investigador, lo que hay que ver es "si entre ese centenar de personas de más de 100 años hay algún modelo en común de algún gen que nos indique que tiene una importancia para la longevidad y la salud".

Goya consideró que "es como buscar un aguja en un pajar, ya que hay 30.000 genes en nuestro organismo y hay que buscar alguna variante en uno de ellos, que sea un modelo que coincida con las otras secuencias".

De todos modos, aclaró que el estudio se refiere a gente con una vida estándar, ya que "hay tres factores que influyen sobre la longevidad en salud, que son el sedentarismo o no, la nutrición, donde incluimos tabaquismo y alcohol, es decir todo lo que se introduce al organismo, y el ritmo de vida en relación al estrés".

"Al margen de los genes, una persona que lleva una vida tranquila, en naturaleza y con buena alimentación, tiene más posibilidades de longevidad en salud que un ejecutivo que vive a mil, come apurado y está todo el día en tensión", sostuvo.

Sin embargo, advirtió que "tampoco es buena la vida sedentaria, porque tras la jubilación si una persona se queda sin actividad mental y física suele deteriorarse rápidamente y hacer síndrome de depresión".

El investigador mencionó "ciertas regiones, como Vilcabamba, en Ecuador, con predominio importante de longevos, y algunas regiones de Rusia y Ucrania, donde hay gente sencilla, campesinos, que consumen un yogur que preparan ellos y se dice que influye en esa longevidad".

También se da en poblaciones endogámicas y cerradas a medio familiares, y si bien la endogamia deteriora los genes y genera enfermedades endógenas, el beneficio es que la longevidad tiende a mantenerse porque es hereditaria y se están intercambiando genes de longevidad".

"Es especulación a ciencia cierta -siguió- pero hay presunciones que sugieren que estos dos componentes, medio ambiente o estilo de vida y genética tienen una influencia pareja en la longevidad".

Goya dijo que al enterarse del concurso le sorprendió que se hiciera en 30 días la secuenciación del genoma de 100 personas y por un costo calculado en 1.000 dólares cada uno. Al respecto, destacó que en los 90, cuando surgió el proyecto de James Watson de secuenciar el genoma, "la meta era en 10 años y el costo millonario en dólares, y aún así se pensaba que era una locura".

"Pronto, por 100 dólares uno va a poder tener su genoma hecho, y conocer sus propensiones a tener enfermedad cardíaca, alzheimer, cáncer o diabetes (entre otras enfermedades), y así podrá programar su vida. Uno hoy no puede cambiar la longevidad, pero sí prepararse para afrontar las enfermedades por venir", puntualizó.

Sobre la fantasía de la vida eterna o de una manipulación de los propios genes para eliminar esos riesgos, descartó la primera opción, pero afirmó que "meter mano en el genoma y cambiar, hoy es una locura, pero con la velocidad que la tecnología progresa, quizás en 10 o 20 años, se lo puede hacer".

"Con sistemas como la nanotecnología, que puede entrar en el organismo y arreglar célula por célula, algo que por ahora es fantasía, pero en lo que se está trabajando mucho ¿quién puede animarse a decir que eso no esté funcionando en 20 años?".

El científico mencionó el "progreso exponencial" de la tecnología, por el cual los inventos se suceden cada vez en menor tiempo, "a diferencia de los siglos pasados cuando después del inventarse el motor a vapor pasaban 30 años hasta el próximo invento importante, ahora es un casi día a día".

Fuente: Telam