El caso de una mujer de 25 años que se quemó el brazo en una cama solar en un solárium del barrio porteño de Palermo desnudó la falta de controles y la ausencia de una legislación concreta sobre el funcionamiento de las casas de bronceado artificial. Algo que también pasa en Rosario.

En casi todos los locales rosarinos –a cuyos responsables Rosario3.com intentó entrevistar pero sin éxito– faltan instrumentos de seguridad, registros personales para cada usuario con las dosis acumuladas y la periodicidad del consumo y no existen restricciones para que los menores de 18 años se expongan a los rayos ultravioletas del bronceado artificial, según los médicos especialistas.

Para los dermatólogos, “al menos cada lugar debería contar con un médico para asesorar a quienes usan esos aparatos”. Pero ese especialista brilla por su ausencia en la gran cantidad de sitios dedicados exclusivamente al bronceado express –como los solárium– o los que se improvisan con la incorporación de unas dos o tres camas solares –gimnasios, centros de estética, spa–.


Rápido y furioso

Es más fácil, más ágil y requiere del menor esfuerzo. Alcanzar el color bronce perfecto cuesta desde la década del 90 en que explotó el auge de las camas solares muy poco trabajo.

No importa si llueve y ni siquiera si sale el sol: con sólo seis o siete sesiones de media hora la piel ya toma otro color. Pero como no todo lo que brilla es oro, el tostado artificial tiene su perfil oscuro.

La médica dermatóloga Graciela Cesarios es categórica. “Nadie debería exponerse a ese sistema de bronceado porque la cama solar es más dañina que el sol”, sentenció Cesarios.

Y la afirmación de la especialista corre en la misma línea que las observaciones que realizó la Organización Mundial de la Salud (OMS) que ya hace un año estableció a través de un informe que “el uso de estos servicios es actualmente la principal causa del aumento del cáncer de piel”.

Según la OMS, “cada año se producen en el mundo 132 mil casos de melanoma maligno, que es el cáncer de piel más dañino, y causa unos 66 mil fallecimientos, junto con otros tipos de cáncer de piel”.

Pero no sólo el riesgo de sufrir cáncer de piel es al que se expone el que se somete al bronceado artificial. También son frecuentes los efectos oculares como cataratas, el pterigión (aparición de un bultito blanco en la cornea) e inflamaciones oculares como la foto queratitis y la foto conjuntivitis.


Descontrolados

Gisela tiene 16 años y va a la cama solar desde hace dos. Lo hace a escondidas de su mamá que le teme a las consecuencias del bronceado artificial. “Empecé cuando estaba por cumplir los 15 años porque quería estar espléndida la noche de la fiesta y después no pude parar porque no soportaba estar pálida para los festejos de mis amigas”, contó a Rosario3.com. Lo que para Gisela ya es un hábito cotidiano, se repite en muchos otros jóvenes, casi todos entre 16 y 25 años, que siguen a rajatabla el mandato del bronceado perfecto.

Para la doctora Cesarios desde hace unos años se asiste a un nuevo fenómeno. “Cada vez son más jóvenes, menores de 18 años, los que vienen a consultas con lesiones severas en la piel por el uso de estos aparatos”, señaló. Y abundó: “Hay que destacar que es posible encontrar en personas que tuvieron más de cinco sesiones de cama solar en una año, una fuerte predisposición (casi de un 15 por ciento) a desarrollar un melanoma maligno en el futuro”.

Con la intención de controlar el sistema de bronceado express, hasta ahora no reglamentado, la legisladora provincial por la radicalismo Mónica Tomei presentó una iniciativa que “intenta fijar las pautas para prevenir posibles casos de cáncer de piel u otras lesiones por la exposición reiterada que emiten los rayos ultravioletas (UV) de las camas solares”.

Además, el proyecto de ley de la diputada Tomei contiene un capitulo aparte que se refiere a las restricciones del uso a los menores de 18 años, quienes deberán contar con la autorización de su padre, madre, tutor o encargado para la utilización de camas solares.

La norma –que todavía espera la aprobación del Senado provincial– establece como obligatorio que para hacer uso de una cama solar, el usuario deberá exhibir y entregar al responsable del local de bronceado, un certificado extendido por un profesional dermatólogo que consigne la cantidad de dosis adecuada para cada tipo de piel y el tiempo de exposición tolerada, la que tendrá una validez de cuatro meses y luego deberá renovarse.

Entre otras cosas, la iniciativa plantea que es necesario que cada centro de bronceado cuente con instrumentos de seguridad como anteojos, antifases y protectores y también que se abran registros de usuarios donde queden asentados las dosis y la periodicidad del consumo.

En este sentido, Cesarios fue más allá. La profesional apuntó que “es necesario que en cada local donde haya camas solares también haya un médico que pueda brindar el asesoramiento y no debería faltar un indicativo que enuncie que ese método es dañino para la salud”.