Estudiando escaneos cerebrales y el fluido cerebroespinal de adultos sanos, el equipo de las investigadoras Anne Fagan y Courtney Sutphen, de la Universidad Washington en San Luis de Misuri, Estados Unidos, ha mostrado que esos cambios durante la mediana edad, en lo que constituye un conjunto de biomarcadores esenciales de la enfermedad de Alzheimer, podrían ayudar a identificar a quienes desarrollarán esa demencia años después.

Aunque, tal como advierte Fagan, es demasiado temprano para utilizar de este modo tales biomarcadores para predecir de forma definitiva si pacientes concretos desarrollarán el Mal de Alzheimer, ella y sus colegas están trabajando en pos de esa meta. El objetivo es que algún día, quizá cercano, sea posible valerse de tales mediciones para identificar y tratar a las personas años antes de que se hagan aparentes la pérdida de memoria y otros problemas cognitivos relacionados.

El estudio se centró en datos recogidos a lo largo de 10 años, sobre el estado de 169 participantes en la investigación, cognitivamente normales y de edades situadas entre los 45 y los 75 años al inicio de la investigación. A cada participante se le hizo cada tres años un análisis completo, tanto clínico como de biomarcadores del fluido cerebroespinal y con escaneos para captar imágenes del cerebro. Como mínimo, fueron dos los exámenes realizados a cada persona.

Los científicos encontraron que las caídas en los niveles de beta-amiloide 42 en el fluido cerebroespinal en participantes cognitivamente normales de 45 a 54 años de edad están relacionadas con la aparición años después de las placas típicamente delatadoras del Mal de Alzheimer en los escaneos cerebrales. Los investigadores también hallaron que los biomarcadores tau, y otros indicadores de daños en las células cerebrales, aumentan notoriamente en algunos individuos en cuanto alcanzan una edad de entre cincuenta y tantos y setenta y tantos años.

Fuente: noticiasdelaciencia.com