Fue rara la elección en Santa Fe. Tanto que las dos principales fuerzas se dieron el lujo de festejar, aunque por distintos motivos. Desde la Coalición Cívica (el Socialismo y el ARI) se apuraron en nacionalizar la importante diferencia que obtuvo en Rosario Elisa Carrió sobre Cristina Fernández de Kirchner (al final fue de nueve puntos), uno de los grandes centros urbanos donde Lilita tuvo la delantera.

La propia fundadora del ARI aseguró en el discurso que realizó a la 1.30 de este lunes, cuando reconoció la victoria de Cristina, su “enorme” triunfo en Rosario, habló de un “casi empate” en toda Santa Fe y aseguró que su fuerza sumó cinco bancas de las diez en la provincia. Algo que confirma dos cosas: la relación de “amor” (en esos términos lo planteó Lilita días atrás) entre la ciudad y la ex diputada y el voto “no peronista” que parece caracterizar a los rosarinos.

Sin embargo, también en el búnker local del Frente para la Victoria se recibió con entusiasmo el resultado porque esa fuerza logró imponerse en el territorio provincial aunque por escasísimo margen: 35,3 a 33,9 escrutadas el 97 por ciento de las mesas. La lectura allí fue que el justicialismo logró sobreponerse a la derrota del 2 de septiembre y tanto Agustín Rossi, María Eugenia Bielsa como Héctor Cavallero buscaron capitalizar ese resultado.

Este inédito doble festejo tiene sus explicaciones en los intereses que se jugaban a nivel local: por un lado el socialismo representado en la fórmula de la CC con la figura de su presidente, Rubén Giustiniani, logró revalidar su peso en la segunda ciudad del país (aunque con una merma importante con respecto al 2 de septiembre); y por el otro lado el justicialismo que no podía darse el lujo de perder otra elección en el territorio provincial (si bien es cierto que la diferencia fue mínima) y pudo volver hablar de un triunfo en la ex invencible Santa Fe.

Un escenario que podría resumirse en que Carrió ganó en Rosario y empató en la ciudad de Santa Fe, pero Cristina se impuso en el interior, donde esta vez el voto justicialista no se filtró como ocurrió a favor de Hermes Binner en la pelea por la gobernación.

En realidad, más que un resultado que habilitó festejos, lo que ocurrió este domingo en la provincia y en la ciudad fue equilibrar fuerzas luego del histórico triunfo socialista del 2 de septiembre.

Es decir, ni Giustiniani retuvo los más de 25 puntos de diferencia en Rosario y sigue siendo Binner el gran referente electoral de esa fuerza (incluso de cara al armado nacional de la centroizquierda); ni Jorge Obeid logró un espaldarazo que lo “limpie” de culpas de aquella derrota. En todo caso, fue Agustín Rossi quien encabezó los festejos a nivel provincial y se mantiene como referente local del kirchnerismo.

La jornada entonces no dejó por estas tierras grandes ganadores pero tampoco perdedores de peso, salvo el nuevo golpe que sufrieron los radicales no frentistas que fueron en este caso con Roberto Lavagna. Es que los candidatos a diputados nacionales Juan Carlos Millet y Alicia Tate ni siquiera salieron en tercer lugar y confirmaron con un nuevo fracaso (ya les había ido muy mal en las elecciones a gobernador) que el orden de los factores no altera el producto.