Como sacrificio religioso, un hombre de la India se comprometió a no bajar jamás su mano derecha y la mantiene en alto desde 1973.

En 1970 Sadhu Amar Bharati decidió dejar todo para convertirse en un monje errante: abandonó a su mujer y a sus tres hijos, junto a todo lo material y partió para servir a los dioses.

Tres año más tarde, sintió que el esfuerzo no era suficiente y se comprometió a no bajar jamás su mano derecha, alzada en nombre de Shivá.

Su sacrificio le trajo acarreado malformaciones y ahora su brazo está completamente atrofiado y ni siquiera es capaz de moverlo.

Pese a todos lo sufrido, para el Shadhu su brazo, reducido a piel y huesos, es un poderoso símbolo de fe para todos los shivaítas.