Tres años después del crimen, el día llegó. Tras decenas de intentos, peleas, recursos y objeciones, hoy se conoció que ninguna de las manchas de sangre halladas en la escena del crimen de María Marta García Belsunce corresponde con el ADN del principal acusado, el viudo Carlos Carrascosa. Lo que se sabe es que las manchas halladas en la casa que María Marta y Carrascosa tenían en el country Carmel corresponden a dos hombres y a una mujer. El código genético de esas muestras figura en la causa desde 2003, algo que le ha dado tiempo a la defensa para hacer los cotejos por su cuenta. De ahí el otro motivo para la especulación: allegados a la causa creen que difícilmente Carrascosa se hubiera prestado al análisis oficial si hubiese sabido que el resultado lo comprometía. La lucha por el ADN viene desde lejos. El fiscal Diego Molina Pico pidió por primera vez que Carrascosa y sus familiares y amigos sospechados se sometieran al análisis en febrero de 2003, poco después de aquella tarde del 27 de octubre de 2002 en que murió María Marta. Pero la oposición de la defensa a realizar el análisis fue tan fuerte que el expediente tuvo que ser elevado a juicio por Molina Pico sin tener un resultado, en febrero de 2004. Hubo que esperar al 9 de mayo de este año para que un tribunal, el que juzgará a Carrascosa por el crimen, se pusiera firme y le ordenara hacerse el ADN. Esta vez, el viudo no opuso resistencia. Nadie sabe por qué se oponía antes. Algunos aseguran que su anterior equipo de abogados tomó el análisis como algo personal y no quiso dar el brazo a torcer. Otros mantienen que se quería evitar análisis de ADN a familiares y amigos sospechosos, cuya suerte se dirime ahora en otro expediente. Carrascosa igual irá a juicio con las mismas pruebas que lo comprometen hace años: según la acusación fiscal, desde imponer la idea de que su mujer había muerto por accidente, hasta el armado de una coartada falsa.