No despega. A una actuación medianamente convincente, le sigue siempre una que renueva la preocupación. Pasó ya luego del éxito ante Nueva Chicago, cuando fue a Bahía Blanca y perdió feo. Y ahora le vuelve a ocurrir. El efecto expansivo del 3-1 a Atlético le duró nada. Y de Paraná regresa con las manos vacías y con sus problemas defensivos expuestos en carne viva.

Le ganó Patronato 2 a 1 a este elenco de Russo, que no puede mostrarse sólido cuando sale del Gigante. Esta vez, se desenvolvió medianamente bien en un duelo parejo hasta que en la última bola del primer tiempo, Walter Andrade saltó más alto que Toledo y Casteglione y estampó el primero. Antes de eso, el trámite había sido equilibrado y hasta podría decirse que había sido Central el que más propuso. Pero se fue al vestuario 0-1.

Y se sabe, un gol de esos tiene un efecto sicológico devastador. Porque no es sencillo ir a buscar el empate sin desguarnecerse. La Academia lo hizo. A los 8 minutos, el mejor de la cancha, Acosta, se perdió un mano a mano. Encima, arriba no pudo conectar las que generó: la más clara, un cabezazo de Toledo que pasó al lado del palo. Y a los 27, el propio Acosta empujó un centro al gol ante la inoperancia del débil Yacuzzi. Parecía un golpe de muerte.

Cuatro minutos después, Méndez trajo a Central de vuelta al partido. A los 31, pateó con fuerza y dirección una cesión baja de Lagos dentro del área y puso el descuento. Que despertó el ímpetu de defensores y volantes auriazules, que pusieron a Patronato contra las narices del arquero Bértoli. Con fuerza, enjundia y pocas luces, el Canalla llegó. Pero no supo cómo concretar el empate y el pitazo final de Maglio lo encontró desesperado e impotente en campo rival.

Se le escapó una nueva chance de acomodarse arriba a Central. Los mejores, Domínguez y Méndez, en un contexto de trabajos irregulares y deficiencias visibles a la hora del retroceso, sobre todo a las espaldas de Yacuzzi, y en la concreción de las llegadas. El torneo sigue su curso y todavía falta mucho, pero la identidad lejos está de aparecer y Central sigue mostrando caras distintas en Rosario y fuera del Gigante, lo que le impide transformarse en un elenco confiable.