Casi un centenar de personas evacuadas y autoevacuadas son atendidas en los centros de ayuda que funcionan en esta ciudad, Reconquista y San Javier, ya que debieron abandonar sus viviendas de la zona costera santafesina en los últimos días a causa de la crecida del río Paraná.

El gobernador santafesino, Jorge Obeid, analizó la situación con el subsecretario de Emergencia, José Alberto Bernhardt, y otros funcionarios, y al finalizar la reunión el primer mandatario pidió tranquilidad a la población.

Las autoridades evalúan que no habría mayores inconvenientes cuando el pico de la crecida llegue a los 5,20 metros en el puerto local, entre los días 17 y 20 de marzo próximo.

La Prefectura Naval Delegación Santa Fe informó hoy a las 8.30 a Télam que el río Paraná tiene una marca en esta ciudad de 4,80 metros, y crece; en tanto, el río Salado -principal protagonista del desastre del 2003-, tiene una marca de 491 y también crece.

Por su parte, el ministerio de Asuntos Hídricos de esta provincia aseguró que los picos máximos pronosticados no afectarán las obras realizadas.

A su vez, el organismo indicó que las defensas consolidadas de esta capital, Santo Tomé, Alto Verde y el anillo de Colastiné, San José del Rincón y El Pozo, están preparadas para soportar una altura del río de 7,50 metros, por lo cual de cumplirse el anuncio del Instituto Nacional del Agua sobre el máximo nivel en el río Paraná (5,20 metros) "no habría inconvenientes".

En tanto, unas 50 personas son asistidas en la zona de Reconquista, siete en San Javier y 40 en esta ciudad, sobre todo en la Vuelta del Paraguayo, el lugar más afectado y cuya situación se vio agravada por una fuerte lluvia en las últimos horas.

Los evacuados se encuentran alojados en galpones móviles que la Municipalidad instaló a la vera de la ruta nacional 168 y en el distrito Colastiné Sur.

En declaraciones a la prensa, el subsecretario de Emergencia dijo que se hace un constante monitoreo a lo largo de la provincia en coordinación con intendentes y presidentes de comunas costeras.

El funcionario indicó además que uno de los principales problemas es el traslado de ganado desde las islas a zonas más altas, pero aclaró que la situación no está desbordada, y con respecto a los cultivos, aseguró que por el momento, no se visualiza que la creciente del Paraná y su cuenca pueda afectarlos.

Finalmente, el subsecretario reconoció que la mayor preocupación es la posibilidad de que se produzcan fuertes lluvias y que debido a la altura del río pueden provocar inundaciones por el lento drenaje de las aguas.