Investigadores cordobeses desarrollaron una técnica que podrían emplearse en el diseño de una vacuna contra determinados tipos de cáncer. El trabajo fue publicado recientemente en la edición electrónica de la revista Molecular Immunology

Las terapias contra el cáncer actúan sobre las sutiles diferencias que existen entre las células normales y las de un tumor. Por ejemplo, las células cancerosas se caracterizan por tener una muy activa división celular, para que el tumor crezca más rápido de lo normal.

La quimioterapia utiliza fármacos para impedir este proceso. Sucede que este mecanismo también está presente en las células del pelo, por eso los pacientes que reciben este tratamiento pierden su cabello.

El grupo de Ciquibic trabajó sobre otra sutil diferencia que hay entre células normales y las de determinados tipo de tumores de colon y mama, entre otros.

"Logramos una modificación química a una molécula que mejora la respuesta inmunológica frente a determinados cánceres. Esto significa que tiene una potencial aplicación en una vacuna", explicó el profesor Fernando Irazoqui.

Las células normales producen un disacárido (parecido a el azúcar), llamada Thomsen-Friedenreich (TFD), pero las células cancerosas generan esta sustancia en mayores concentraciones.

"Sería una estrategia del tumor para lograr diseminarse, lo que se conoce como metástasis. Otros autores entienden que la alta concentración le sirve para contrarrestar el sistema inmunológico", señaló Irazoqui.

Sin embargo, esta diferencia de concentraciones no es reconocida por el sistema inmunológico, por lo que su respuesta no es muy activa. A través de bioingeniería, los investigadores lograron modificar la molécula TFD de tal forma que el sistema inmunitario reconoce la diferencia y su poder de fuego aumenta.

Aquí es cuando entra la idea de la vacuna. En general, las vacunas son los mismos microorganismos que producen la enfermedad pero debilitados. El sistema inmunitario genera los anticuerpos a partir de la vacuna. Luego la "memoria inmunológica" del organismo atacará al patógeno si la persona se contagia.

De la misma manera, se podría inyectar con TFD modificado a pacientes con cáncer para que despierte la memoria inmunológica del organismo y ataque a las células cancerosas que producen naturalmente altas concentraciones de TFD.

Los investigadores demostraron que esta técnica es posible en el laboratorio y con ratones, donde las variables están más controladas que en un paciente con cáncer. Para lograr la vacuna hace falta recorrer un largo camino.

Los ratones inyectados con el TFD modificado produjeron los antígenos específicos que atacaron los tumores. El proceso también podría replicarse en otros mecanismos de activación inmunológica. "La originalidad del trabajo está en que la modificación de la molécula es nueva. Todas las piezas se conocían, lo original fue unir estas piezas para activar el sistema inmunitario", concluyó Irazoqui.

Fuente: La Voz del Interior