Un grupo de científicos finlandeses está estudiando si existe alguna diferencia entre la manera en que el cerebro procesa las palabras recién aprendidas y las ya conocidas. El trabajo forma parte del Programa de Investigación sobre Neurociencias (NEURO), que está en marcha desde 2006 hasta 2009 y en el que participan de manera conjunta la Academia de Finlandia, el Instituto de Neurociencias, Salud Mental y Adicciones de Canadá (INMHA, que es parte de los Institutos de Investigación Sanitaria de Canadá) y la Fundación Nacional de Ciencias Naturales de China (NSFC).

El objetivo de este programa es promover una investigación multidisciplinaria en relación con las neurociencias y favorecer la cooperación y la comunicación entre las comunidades científicas de los países participantes.

El vocabulario de una persona se amplía constantemente con el paso del tiempo, a medida que se añaden nuevas palabras a su lenguaje. Por ejemplo, la palabra “blog” no existía hace diez años, y sin embargo pocas personas serían capaces de recordar cuándo la oyeron o leyeron por primera vez y aprendieron su significado.

Los científicos, procedentes de la Universidad Tecnológica de Helsinki y la Universidad Åbo Akademi de Turku, ya han descubierto que el cerebro humano se vale de las mismas redes neuronales para procesar tanto los vocablos nuevos (como blog) como otros que ya se conocían.

A esta conclusión llegaron tras enseñar a diez adultos los nombres y/o la utilidad de ciento cincuenta utensilios primitivos. Antes del estudio, estos adultos nunca habían oído esas palabras. Se realizaron mediciones del funcionamiento de sus cerebros por medio de magnetoencefalogramas mientras pronunciaban los nombres de dichos utensilios por primera vez y también cuando ya les eran conocidos. En el transcurso del experimento, también se pidió a los individuos que enunciaran otros objetos conocidos.

Las exploraciones cerebrales revelaron que se activaban las mismas redes neuronales (en el lóbulo temporal izquierdo y frontal) para procesar tanto los nombres de los objetos conocidos como los de los utensilios primitivos.

”Cuando un individuo acababa de aprender el nombre de un utensilio, el hecho de pronunciar su nombre inducía una activación tan intensa o mayor que cuando se visualizaba un objeto conocido”, explicó la profesora Riitta Salmelin, del Laboratorio de Bajas Temperaturas de la Universidad Tecnológica de Helsinki.

Este estudio ha sacado a relucir que el cerebro procesa los significados de las nuevas palabras de manera distinta a como procesa los nombres nuevos. Asimismo, los individuos analizados aprendieron las definiciones nuevas incluso con más rapidez que los nombres nuevos. Los hallazgos de este trabajo se han publicado en la revista Human Brain Mapping.

Actualmente los científicos se dedican a estudiar la manera en que el cerebro memoriza las palabras recién aprendidas. “También estamos realizando otra serie de experimentos cuya finalidad es averiguar cómo nuestro cerebro aprende estructuras fonéticas y a reconocer combinaciones de letras características de determinado idioma”, añadió la profesora Salmelin.

Por último, a estos científicos también les interesa esclarecer el papel de la gramática en el aprendizaje lingüístico. Por ello se están fijando en cómo el cerebro aprende a utilizar el vocabulario y la estructura gramatical de un minilenguaje experimental.

Fuente: Cordis Europa