“Todo cambia. Cambia, todo cambia”. La voz de Mercedes Sosa se cuela en la banda de sonido de Habemus Papa (Nanni Moretti) para ironizar sobre la imposibilidad de permanecer inmutable al paso de tiempo, pese a las resistencias. Doble paradoja porque, si hay algo que ignoró el devenir de los años fue el color de la voz de la Negra.
Este martes, Haydeé Mercedes Sosa hubiera cumplido 78 años. Nació en Tucumán, un 9 de julio de 1935, en un hogar humilde y atravesado por las expresiones artísticas populares.
Sus primeros pasos los dio como Gladys Osorio, con el canto y el baile. A mediados de los ´60, conformó junto a Manuel Oscar Matus, su esposo, y el poeta Armando Tejada Gómez, el Nuevo Cancionero, que renovó la mirada del folclore.
La vida artística de la Negra cambiaría en esa década, cuando Jorge Cafrune la invitó a cantar con él en el Festival de Cosquín. Desde allí, y pese a tener los discos La voz de la zafra (1962) y Canciones con fundamento (1965) su decir se ganó el mote de “la voz Latinoamérica”.
Grabó piezas de Pato Gentilini, el Chivo Valladares y Pepe Núñez, y sobre el cierre del decenio, hizo una gira por Estados Unidos y Europa.
A comienzoas de los años ´70, grabó con Ariel Ramírez y Félix Luna Cantata Sudamericana y Mujeres Argentinas, respectivamente. Luego llegarían El grito de la tierra y Navidad con Mercedes Sosa, discos que incluyen Canción con todos, Cuando tenga la tierra y La Navidad de Juanito Laguna.
Con el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, y tras ser detenida, se exilió primero en París y luego en Madrid, hasta que volvió, en 1982, con un horizonte democrático cercano.
Y otra vez la paradoja. Lo inmutable de su voz eligió abrazar los cambios sonoros que otras corrientes, como el rock nacional, le proponían. Pese a que los puristas a miraban de reojo, ella cobijó a Charly García, León Giego y Fito Páez.
Pasó por el Festival por la Solidaridad Latinoamericana de Malvinas, y le sucedieron otras presentaciones que le permitieron a Mercedes reencontrarse con su público y sumar otro más joven.
En todo ese recorrido, la Negra mantuvo su compromiso social y su lucha por una sociedad más solidaria y menos mezquina con el otro.
¿Será posible el sur?, Vengo a ofrecer mi corazón, fueron algunos de sus discos en los ´80. Fue declarada Ciudadana Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires, de Tucumán, recibió la Orden del Mérito de la República Federal de Alemania; la Medalla al Mérito Cultural del Ecuador; la Placa de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Perú, en reconocimiento a sus 30 años de difusión del canto latinoamericano; el Premio ACE 1993, por su L.P. Sino y el Martín Fierro 1994 al mejor show musical en televisión.
Entre los galardones que recibió se cuentan el Gran Premio CAMU-UNESCO 1995, otorgado por el Consejo Argentino de la Música y por la Secretaría Regional para América Latina y el Caribe, del Consejo Internacional de la Música de la UNESCO; el Premio de la UNIFEM, organismo de las Naciones Unidas que la distinguió, poco antes de su actuación en el Lincoln Center de New York, por su labor en defensa de los derechos de la mujer; Konex de Platino 1995 a la Mejor Cantante Femenina de Folklore y Konex de Brillante a la Mejor Artista Popular de la Década.
También ese año recibió el halago de ser incluida por la Secretary-General United Nations Politic World Conference on Women, en la colección discográfica denominada "Global Divas".
Un 4 de octubre de 2009, a los 74 años, dejó el “inconsciente colectivo” y una multitud la despidió en el Congreso.
La última vez
Un rato antes del show del 7 de junio de 2008 en Rosario, Mercedes Sosa dialogó con Alejandro Simonetto para El Tres . Los dos, sentados mano a mano en el Auditorio Fundación, remontaron la relación de la Negra con la ciudad, y avanzaron sobre los planes a futuro.