Desde el 28 de octubre pasado, cuando Cristina Kirchner se impuso con holgura en los comicios nacionales, el presidente se encargó de moderar su fuerte perfil y ceder espacios a su esposa, quien llegó a manejar, incluso, una agenda paralela en la sede de gobierno.

Como una forma de amortiguar su llegada, en su propio despacho de Balcarce 50 se la vio a la primera dama encabezar audiencias con importantes figuras de la política nacional, empresarios, líderes internacionales y representantes del deporte y el espectáculo.

Conviviendo bajo el mismo techo, se trata de una de las etapas de transición menos traumáticas que tuvo la democracia argentina y le garantiza a Cristina Kirchner un inicio de mandato sin demasiados sobresaltos, aunque sí con varias cuestiones pendientes de resolución que necesitarán de su inmediata ingerencia.

Mientras se aguarda para esta semana la confirmación completa de las segundas y terceras líneas del próximo Gabinete, continuarán combinándose las actividades de la futura mandataria de los argentinos con actos de despedida de Kirchner, que tendrán un capítulo especial hoy con su saludo de cortesía a un centenar de intendentes de todo el país.

Según se informó, ya se han cursado invitaciones para que los jefes comunales del justicialismo y el "radicalismo k" se acerquen al Salón Sur de la Casa Rosada cerca de las 18 para un acto que tendrá el mismo tenor que la reciente cena de despedida que el jefe de Estado mantuvo con el bloque de diputados nacionales del Frente Para la Victoria.

Sin embargo, a pesar de la despedida, es de esperar que su contacto directo con los jefes comunales -sobre todo del conurbano bonaerense- se mantenga luego del 10 de diciembre, cuando Kirchner se dedique de lleno al armado político desde el Partido Justicialista (PJ).

Ello ocurrirá después de que Kirchner se tome algunos días para viajar al exterior, que servirán no sólo para dar debate en foros internacionales, sino para salir sutilmente del centro de la escena y dejar el protagonismo a su esposa.

Según trascendió, uno de los principales destinos anhelados por Kirchner, tras entregarle la banda y el bastón a la primera dama, será Cuba, donde podría viajar para recomponer su afectuosa relación con Fidel Castro, que terminó signada por el episodio de la médica Hilda Molina y sus frustrados intentos de llegar a Buenos Aires para reencontrarse con su hijo.