Para lograr un buen descanso y levantarnos con las energías recuperadas, es fundamental elegir un buen colchón.

Dimensiones del colchón

Siempre conviene respetar las medidas mínimas recomendadas, que son:

En colchones individuales:

– Ancho mínimo de 90 cm (aunque también los hay de 80, 1,05 y 1,20). El largo debe superar en 15 cm la estatura del usuario (el largo estándar es de 1,90 cm, aunque también los hay de 1,80, de 2m y superiores).

En colchones de las camas doble plaza:

-ancho mínimo de 1,35 cm (los hay también de 1,50, 1,60 y de 2m). Grosor mínimo recomendado de 15 cm, siendo la medida más habitual de 25 cm.

Firmeza del colchón

La firmeza del colchón es la resistencia que ofrece un colchón contra la carga producida por el cuerpo humano. Un buen colchón es el que presta apoyo a toda la columna cuando se está acostado boca arriba. Esto se comprueba acostándose boca arriba con las piernas estiradas. Se debe notar que la columna lumbar está apoyada en el colchón y que no forma un arco por encima de él.

El colchón debe ser firme y recto. No debe tener la forma de una hamaca, pero debe ser suficientemente mullido como para adaptarse a las curvas de la columna. Un colchón muy duro, como el suelo o una tabla, es tan perjudicial como un colchón excesivamente blando, en el que la columna “flota” sin sujeción.

Adaptabilidad del colchón

Cuando un colchón se adapta al cuerpo, la necesidad de moverse durante el descanso se reduce y así nos mantenemos más tiempo en la fase de sueño profundo y mejoramos la calidad del descanso. Los colchones actuales ofrecen distintas zonas de descanso que los hacen más adaptables.

Antialérgico

Conviene que el colchón sea transpirable ya que a lo largo de su vida útil va acumulando ácaros y bacterias. Algunos modelos incorporan componentes como la lavanda, que reduce el estrés. Jackard y Tejidos de punto tratados previamente con AllerCare. Las fibras textiles fueron impermeabilizadas previamente para evitar que ácaros y bacterias encuentren en los colchones el ambiente ideal para reproducirse. Garantizan un descanso más higiénico y saludable.

El sommier

Como toda buena pareja, un colchón se complementa perfectamente con su sommier. Si compra sólo el colchón, puede que esté perdiendo algo de confort y soporte. Además, puede acortar la vida útil de la cama y hasta anular la garantía.

Colchones con resortes internos

El tipo más tradicional de colchones, que por lo general utilizan sistemas de resortes abiertos o amortiguadores de metal entre capas de acolchado. Escucharán el término “cantidad de resortes”. No es tan importante la cantidad de los resortes, sino su calidad , porque a mayor calidad de resortes, mayor soporte.

Existen colchones con resortes especiales que están envueltos en una funda de tela individual, lo que permite que el mismo se ajuste al contorno del cuerpo independientemente de los demás resortes. Al moverse en modo individual, si la otra persona se mueve en la cama, el movimiento no se percibirá.

Colchones con espumas inteligentes

Los colchones con espumas de alta memoria, espumas inteligentes o látex están hechos de poliuretano de alta densidad y se ajustan al cuerpo para reducir la cantidad de puntos de presión y brindar una alineación corporal natural.

La espuma de memoria es termosensible y se amolda a medida que el cuerpo la calienta. La espuma de látex no es termosensible y ofrece un soporte mucho mayor. 

Colchones con zonas de soporte y confort

Especialmente diseñados para el cuidado de la espalda, otorgando mayor soporte en las zonas lumbar y en los muslos y un confort superior en la zonas cervical, de las caderas y las pantorrillas.

Los colchones tradicionales combinan capas de espuma con resortes. Esta tecnología proporciona el confort y el soporte que pueden querer de cada uno de los tipos de colchón. Además, es una buena opción para los que no pueden decidirse entre espuma y resortes.

Buenas posturas, mejor descanso

Las posiciones más comunes para dormir son: la lateral, también llamada posición fetal (el 65% de las personas duerme de esta forma). En este caso, lo ideal es hacerlo sobre el lado derecho ya que favorece el movimiento gastrointestinal, evitando el reflujo.

En menor medida (un 15%) se duerme boca arriba y la menos frecuente es hacerlo boca abajo. Es la peor posición para dormir porque incide sobre las cervicales, tiene más impacto sobre la columna y menos puntos de tensión.

Fuente: revistabuenasalud.cl