Además de una necesidad biológica, ir al baño supone un momento de relajación, incluso de encuentro con uno mismo. También implica una forma más de contaminación porque no sólo se perjudica el medioambiente cuando las heces son arrojadas sino que además, se gasta gran cantidad de agua, un recurso tan vital como escaso en la Tierra.

De acuerdo a un informe publicado por el diario digital de la BBC, ganan aceptación tres modelos de inodoros que intentan reducir el costo ambiental: el de dos pozos, el de material fecal y el dos por uno.

El sistema indio o de dos pozos es una creación del sociólogo indio Bindeshwar Pathak. El llamado sistema Sulabh no está conectado a la red de cloacas, por tanto los desechos no van a parar a los ríos. Es muy simple y además poco costoso. Tiene dos pozos que no están conectados al sistema de cloacas, con lo cual los desechos no contaminan los ríos.

Cada pozo, cuyas paredes están construidas con ladrillos puede ser utilizado por una familia durante cinco años. Cuando se llena uno se utiliza el otro. Durante ese período la materia fecal "se convierte gradualmente en abono que puede utilizarse luego como fertilizante" explica Bindeshwar. "Además, utiliza solamente entre 1 litro y 1,5 litros de agua cada vez que se usa en vez de los 10 litros que consume un inodoro tradicional".

Otra innovación en el terreno de los sanitarios proviene de la estadounidense Virginia Gardiner que ofrece una solución ambiental y una propuesta conceptual. Está creado con estiércol de caballo y hace uso de un nuevo sistema para deshacerse de las excrementos que no requiere ni energía ni agua.

En este aparato de tecnología simple y bajo costo los desechos caen primero en una bolsa de material biodegradable. Al accionar una palanca los desechos pasan a un segundo compartimento ubicado en la parte inferior que se sella completamente, evitando el paso de gases y olores. Este "paquete" se retira del dispositivo y se lo lleva a un digestor anaeróbico que lo transforma en gas para cocinar.

La idea, le explicó Gardiner a BBC Mundo, es que "haya un receptor local -una suerte de buzón- donde la gente pueda depositar los desechos contenidos en una caja sellada, a cambio de electricidad".

"Usas el inodoro, vacías el compartimento, llevas su contenido a un biodigestor que produce gas y ese gas lo usas para cocinar la cena. Comes, luego vas al baño y estás listo para empezar otra vez", explica Gardiner, enfatizando que "la clave de la sustentabilidad no está en los objetos sino en los sistemas"

Vale la pena mencionar que si bien el prototipo está hecho de estiércol, Gardiner sólo lo hizo con este material para resaltar el concepto de "materia fecal como mercancía", pero para su fabricación futura pueden utilizarse otros materiales.

Finalmente, el baño de Caroma, creado por la empresa australiana homónima. El aparato incorpora el lavamanos al retrete y así el agua que se utiliza para el lavabo va a parar directamente al depósito de la taza.

"Este concepto es para el consumidor que tiene un grado de conciencia muy elevado sobre la problemática ambiental o para los desarrolladores que tienen plena conciencia de que el planeta está en riesgo", señala Gosey, representante de Caroma en Estados Unidos.