La comunidad internacional, con Estados Unidos a la cabeza, condenó la represión del gobierno de facto de Egipto contra manifestantes opositores.
Desde que fue derrocado el presidente islamista Mohamed Mursi el 3 de julio, Washington evitó definir el hecho como un golpe de Estado debido a que de acuerdo a sus normas jurídicas, esta admisión lo obligaría a interrumpir la ayuda anual de 1.500 millones de dólares que brinda a Egipto, fondos que en su mayoría se destinan al Ejército, cuyo rol es determinante en este país.
Pero este jueves, la Casa Blanca condenó la violencia contra los seguidores de Mursi y también manifestó su oposición a la decisión del gobierno de facto de decretar el estado de emergencia, que había sido derogado en 2012 luego de ser impuesto durante tres de décadas, un hecho celebrado como una avance hacia la democracia.
"Estados Unidos condena fuertemente el uso de la violencia contra manifestantes", dijo el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, en una declaración leída ante la prensa en Martha`s Vineyard, donde el presidente Barack Obama pasa una semana de vacaciones.
Esta violencia, agregó, "va directamente en contra de las promesas de reconciliación realizadas por el gobierno interino".
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, lamentó que el gobierno de facto "haya elegido usar la fuerza para responder a las manifestaciones" y llamó a los egipcios a concentrar sus esfuerzos en promover una "reconciliación genuinamente inclusiva".
En el mismo sentido, la Unión Europea (UE) deploró los sangrientos hechos e instó "a las fuerzas de seguridad a ejercer la mayor contención y a todos los ciudadanos egipcios a evitar más provocaciones y una escalada" de la tensión.
La Otan tambien pidió a todas las partes en Egipto que se abstengan del uso de la violencia y trabajen por restablecer el proceso político en el país.
Desde Europa, el primer ministro británico, David Cameron, aseguró que "la violencia no resolverá nada" en Egipto y que lo que se precisa es una transición hacia una "democracia genuina, lo que significa un compromiso de todas las partes".
La Unión Africana (UA), que se reunió hoy para analizar la crisis egipcia, condenó de manera rotunda "los actos de violencia que han provocado la pérdida de numerosas vidas humanas" y pidió a las partes, especialmente al gobierno de facto, ejercer "máxima contención".
La organización humanitaria Amnistía Internacional (AI), que aseguró que "trabaja sobre el terreno para verificar cualquier abuso que pudiera haber ocurrido", pidió a las fuerzas de seguridad egipcias que den "con urgencia" los pasos necesarios para evitar nuevos "derramamientos de sangre".