A negociar se ha dicho. En el marco de un día de clases antes de inicio de otro paro, y después del endurecimiento de las posturas de la semana pasada, gobierno provincial y gremio docente volverán a verse las caras este lunes con una novedad: la presencia de un mediador del Ministerio de Trabajo de la Nación.

Que el gobierno iba a estar este lunes a las 16 en el Ministerio de Trabajo no es noticia. Pero sí que irá una representación de Amsafé, a pesar del rechazo a la conciliación obligatoria por parte de la asamblea gremial. Esa actitud marca una diferencia: en la dirigencia sindical están convencidos de que hay que encontrar una salida al conflicto y la instancia de mediación –sea del gobierno nacional o del Colegio de Abogados, la otra alternativa, es bien recibida por los docentes–.

“Nuestra misión, por ahora, es lograr sentar a las partes y eso está garantizado”, dijo desde Buenos Aires a Rosario3.com Guillermo Alonso Navone, subsecretario de Relaciones Laborales de la Nación que cumplirá el papel de mediador.

El funcionario dijo haber tenido contacto tanto con el gremio como con el gobierno y dijo que “lo importante” es que percibió que hay “predisposición para negociar”. Aunque, claro, consideró clave que para ello los maestros acepten la conciliación que los obliga a suspender las medidas de acción directa, al menos mientras dure el diálogo.

Alonso Navone es consciente, de todos modos, que la solución no será inmediata, más teniendo en cuenta los tiempos de decisión del gremio, que para tomar cualquier medida debe llamar a asamblea.

Así las cosas, este lunes hay clases, pero el martes arranca un nuevo paro de 72 horas. Para levantarlo el gremio debería convocar a una asamblea y antes votar las mociones, por lo cual recién el miércoles podría decidirse, en caso de que avance el diálogo, el levantamiento de las medidas de fuerza desde el jueves.

¿Habrá fumata blanca para ese día? Hasta en los sectores más intransigentes del gremio creen que no sería malo aprovechar la instancia de mediación para encontrar una puerta a una situación que, si sigue como va, se asemejará demasiado a un callejón sin salida.