Lejos de aflojar ante la contrapropuesta del Sindicato de Trabajadores Municipales –en realidad dijo que “no es contrapropuesta” porque piden, como desde el principio, un diez por ciento de aumento desde diciembre–, el intendente Miguel Lifschitz dejó entrever que detrás de los paros puede haber algo más que un reclamo gremial, dijo que “la mayoría de los trabajadores” no quiere el conflicto y no descartó pedir la intervención del Ministerio de Trabajo de la provincia para que dicte la conciliación obligatoria.
Es que preocupa y mucho al intendente la seguidilla de paros –esta semana hay uno de 72 horas– que junto con los asuetos y feriados completarán once días sin actividad hasta el 2 de enero.
Y no sólo a Lifschitz preocupa la situación, ya que los mismos trabajadores podrían verse perjudicados porque la huelga complica la liquidación de sueldos, en un momento delicado porque muchos de los empleados salen de vacaciones.
Acaso por eso, en la visita que realizó al programa De 12 a 14, de Canal 3, el jefe comunal se mostró muy convencido de que “la mayoría de los municipales” no está de acuerdo con las medidas de fuerza, y pidió a los gremialistas que “reflexionen” y acepten su propuesta de aumento escalonado, que completa en marzo el diez por ciento que pide el sindicato.
A la vez, pidió “disculpas a los rosarinos” por los inconvenientes que la inactividad de los municipales genera, “por los servicios que se dejan de prestar”. “Pero si hay algo que no soy es demagogo y no puedo prometer lo que no puedo dar”, agregó.
Consultado sobre la posibilidad de pedir que se dicte la conciliación obligatoria dijo que es una posibilidad que se está analizando, y en ese marco recordó que si bien los municipales del resto de la provincia también piden aumento, en ninguna otra Municipalidad “hay una medida de esta magnitud”.
Lifschitz deslizó sus sospechas sobre las verdaderas intenciones del gremio. “No es común, no es normal, jamás ha habido un paro al día de la asunción. Tal vez puede haber algo más” que un reclamo salarial detrás de los paros, insistió, al tiempo que criticó “esta vieja constumbre que es la confrontación antes del diálogo”.
No quiso ir más allá el intendente en sus declaraciones, aunque en su entorno creen que puede haber una estrategia mancomunada con el PJ –partido al que pertenece la conducción gremial– para “minar desde el primer día” la segunda gestión de Lifschitz.
Es que preocupa y mucho al intendente la seguidilla de paros –esta semana hay uno de 72 horas– que junto con los asuetos y feriados completarán once días sin actividad hasta el 2 de enero.
Y no sólo a Lifschitz preocupa la situación, ya que los mismos trabajadores podrían verse perjudicados porque la huelga complica la liquidación de sueldos, en un momento delicado porque muchos de los empleados salen de vacaciones.
Acaso por eso, en la visita que realizó al programa De 12 a 14, de Canal 3, el jefe comunal se mostró muy convencido de que “la mayoría de los municipales” no está de acuerdo con las medidas de fuerza, y pidió a los gremialistas que “reflexionen” y acepten su propuesta de aumento escalonado, que completa en marzo el diez por ciento que pide el sindicato.
A la vez, pidió “disculpas a los rosarinos” por los inconvenientes que la inactividad de los municipales genera, “por los servicios que se dejan de prestar”. “Pero si hay algo que no soy es demagogo y no puedo prometer lo que no puedo dar”, agregó.
Consultado sobre la posibilidad de pedir que se dicte la conciliación obligatoria dijo que es una posibilidad que se está analizando, y en ese marco recordó que si bien los municipales del resto de la provincia también piden aumento, en ninguna otra Municipalidad “hay una medida de esta magnitud”.
Lifschitz deslizó sus sospechas sobre las verdaderas intenciones del gremio. “No es común, no es normal, jamás ha habido un paro al día de la asunción. Tal vez puede haber algo más” que un reclamo salarial detrás de los paros, insistió, al tiempo que criticó “esta vieja constumbre que es la confrontación antes del diálogo”.
No quiso ir más allá el intendente en sus declaraciones, aunque en su entorno creen que puede haber una estrategia mancomunada con el PJ –partido al que pertenece la conducción gremial– para “minar desde el primer día” la segunda gestión de Lifschitz.


