A principios de julio se presentó en la Justicia Federal de Rosario un amparo colectivo de madres que necesitan seguir con el cultivo de cannabis para producir aceite, con el fin de tratar a sus hijos que sufren diferentes patologías. Ayer fueron citadas a entregar sus testimonios en el marco de esa presentación. Una de estas mujeres, Natalia, relató en Radio 2 la conmovedora historia que vive en su familia a partir de los ataques epilépticos que sufre Felipe, su chiquito de cuatro años, y del alivio que encontró en este producto vegetal cuyo autocultivo no está legalizado.

“Creemos que va avanzando, ayer después de dos meses de haber presentado el amparo, por fin pudimos declarar”, le comentó Natalia al periodista Roberto Caferra en el programa Radiópolis.

La mujer contó que su hijo de 4 años, Felipe, “comenzó a convulsionar después de los dos años; los fármacos convencionales no lo mejoraban y los efectos secundarios eran muchos”.

“Con el papá empezamos a buscar otras alternativas y encontramos en el cannabis una solución”, indicó. Luego relató que “con el cannabis casero tuvimos resultados buenísimos; Feli dejó de tener convulsiones, empezó a dormir bien y hasta le pudimos sacar la medicación”.

“Era como si lo desenchufaran”

Natalia detalló que el problema que tenía su niño antes de comenzar el tratamiento con aceite de cannabis “era como que lo desenchufaban y se caía al piso, entonces se caía y se golpeaba mucho”.

Confió que Felipe “pasó prácticamente un año en los brazos del papá. Dejamos de trabajar y preparamos toda la casa con colchones para que él no se golpeara”.

Respecto del tratamiento, la mamá indicó que su niño “empezó con una gota al día, seguimos con dos y ahora le estamos dando 3 gotas”.

“La vida de Felipe cambió en un 90 por ciento. Pudimos escolarizarlo, que era algo impensado hace un tiempo. Va a una escuela especial, va a la fonoaudióloga, va a terapia”, dijo entusiasmada.

“Cuando probamos el cannabis casero, porque primero probamos con el Charlotte que es importando de Estados Unidos, ahí empezamos a tomar conciencia de que podíamos tener algún problema legal. La verdad que yo pensé primero en el bienestar y la salud de mi hijo, como tantas otras madres”, señaló Natalia.

Después destacó que “yo empecé a concurrir a organizaciones canábicas que me asesoraron, me explicaron. Hay médicos, hay foros, se preocupan y hacen un seguimiento de nuestros hijos”.

Un montón de mamás

“Somos un montón de mamás que nos vamos conociendo, nos vamos ayudando. Cuando un chico tiene epilepsia, me llegan mensajes de madres y padres desesperados porque no pueden esperar a hacer todo el proceso que yo hice el principio. Entonces donamos el aceite a esos padres”, resaltó.

“Yo estoy confiada en que esto avance en la Justicia”, expresó Natalia. “Yo me podría quedar callada y tratando de darle mayor calidad de vida a mi hijo, pero siento que hay un montón de nenes que están medicados y en este producto encuentran una solución muy concreta. Entonces no me puedo quedar callada ante la posibilidad de tener un amparo”, añadió.

“En Argentina ya hay dos fallos a favor para el cultivo. Este es el primer amparo colectivo que se pide. Yo creo que el Estado tendría que proveer el aceite”, aseveró. Y concluyó: “Somos muchísimas personas las que estamos peleando por esto”.