La presidenta Cristina Kirchner hizo desde Villa Constitución una fuerte defensa del modelo económico y, en referencia al cacerolazo del 8 de noviembre, instó a la población en general y a la clase media en particular a no dejarse engañar por quienes “quieren volver al régimen ultraconservador que arruinó a la Argentina”. También hubo palos elípticos para el jefe de la CGT opositora, Hugo Moyano, y, en cambio, ni un solo cruce con el gobernador de Santa Fe, Antonio Bonfatti, ni referencia alguna al narcoescándalo que enfrentó a funcionarios nacionales y provinciales.

El modelo vivió, en realidad, una especie de fiesta que condujo la presidenta desde la planta de Laminados Industriales que fue a inaugurar. Es que además de este emprendimiento que permitirá fabricar chapas navales, un insumo básico de la industria pesada según describió la propia jefa del Estado, la jefa del Estado presentó, mediante teleconferencia, otras ampliaciones fabriles –la de Randón en Alvear y la de Nestlé-Purina en Santo Tomé– y una reapertura por demás emblemática: la de Paraná Metal, también en Villa Constitución.

Además, le entregó fondos a Bonfatti para fomentar la siembra de algodón en el norte provincial y se firmó la adhesión de Santa Fe al plan nacional de salud Sumar. “Más buenas noticias”, repetía la locutora de Presidencial antes de cada anuncio. La celebración se completó con la euforia de los chicos de La Cámpora y de otras agrupaciones kirchneristas, que colmaron la planta de Villa Constitución y estuvieron también en las de las otras localidades, y que –a contramano de las peleas entre funcionarios nacionales y provinciales de los últimos días– fueron sumamente respetuosos cuando Bonfatti hizo uso de la palabra.

A plena industria

Para la presidenta, fue un “un día a plena industria” en la provincia de Santa Fe, algo, entiende, demuestra que las cosas no son como escribe en letra de molde la prensa opositora.

Cristina remarcó la importancia de que se fabrique chapa naval en el país y dejó en claro que es una muestra de lo que el modelo K vino a reparar: la desindustrialización de los 90.

“Esto no lo teníamos en Argentina. Pero hubo un momento hace 20 años, cuando se privatizó Somisa, que la empresa (entonces estatal) tenía listo un plan de tren de laminados similar al de acá. La empresa se privatizó y quienes la adquirieron vendieron ese tren de laminados a Brasil. Nada es casualidad de lo que pasa en el país”, graficó.

Para la jefa del Estado, esto es “un mojón” para industria pesada en el país y resaltó el apoyo del Banco Nación, que hizo “un aporte de 50 millones de pesos en esta primera etapa” de inversión.

Además, dijo que Santa Fe está segunda en préstamos para los Pymes de la entidad estatal.

Movidas destituyentes

Cristina instó a defender lo logrado y pareció retomar el argumento de que hay movidas destituyentes cuando llamó a tomar nota de que ante otros procesos de apuesta a la industria nacional hubo “interrupciones lamentables, tragedias para el pueblo argentino”, que se pagaron con pérdidas de vida y también de puestos de trabajo y saberes.

En ese marco, insto a “ser inteligentes, sensatos y tranquilos frente a las provocaciones que algunos quieren hacer para volver al régimen ultraconservador”.

“No nos vamos a dejar provocar”, enfatizó.

La creación de cientos de puestos de trabajo que significan los anuncios de este lunes son, para Cristina, “una señal de como anda un país”.

Particularizó con la planta de alimento para mascotas de Nestrlé. “Si se le da de comer a las mascotas es porque está comiendo el pueblo. A nadie se le ocurría en 2001 cuando golpeaban la puerta de los bancos con los martillos para que le devolvieran los ahorros”, amplió, con la clase media como destinataria.

Para Moyano

También los dirigentes sindicales que preparan un paro para el 20 de noviembre, con Moyano a la cabeza, entraron en el discurso de la presidenta. “Hay que tener cuidado porque Paraná Metal es un ejemplo de que muchas veces, los propios enfrentamientos sindicales, terminan perjudicando a los empleados. Los dirigentes sindicales nunca se quedan sin trabajo, son los trabajadores los que pierden el empleo”, enfatizó.

Y amplió: “No hay que renunciar a los reclamos, pero hay que hacerlo con la sensatez de que vivimos en un mundo cada vez más complicado”.

Cristina dijo que este modelo “no es un proyecto de un partido político, sino de un país policlasista que recupera trabajadores y a sus científicos”.

Confusiones

Y volvió a apuntar a los caceroleros cuando reveló que dos luchadoras por los derechos humanos, Estela de Carlotto y Tati Almeyda, le habían contado que en su momento habían apoyado golpes de Estado porque creían que iban a pacificar el país, y después tuvieron que llorar la desaparición de sus hijos.

“Estas cosas han pasado. Confunden a la gente. Los que no se confunden son los que ocultan motivaciones y mienten”, insistió.