"Por Dios, la Patria y los Santos Evangelios". Esa fue la fórmula que eligió Cristina Fernández de Kirchner para jurar ante la Asamblea Legislativa y convertirse en la primera presidenta electa de la República Argentina. Luego recibió la banda y el bastón de su marido, el jefe del Estado saliente Néstor Kirchner, y severa como siempre, desgranó –sin leer– un discurso en el que dedicó gran parte a resaltar los logros de la gestión K y delinear parte de los ejes de los próximos cuatro años.

Eso fue cerca de las 15, cuando el día histórico (para ella pero también para la Nación) recién comenzaba. Después fue el turno de la jura de los ministros de su gabinete que exhibe en parte el espiritú de su gestión: un mix de continuidad y reformas. El primer ítem lo avala la permanencia del jefe de Gabintete Alberto Fernández y el ministro de Planificación Julio De Vido. Más cerca del segundo se ubica el titular del área de Economía, el joven Martín Lousteau, o la ministra de Salud, Graciela Ocaña (ex titular del Pami).

En cada una de las ceremonias hubo espacio para la emoción (en la asunción cuando se abrazó con Néstor y la jura de ministros cuando lo hizo con la hermana del ex presidente, Alicia Kirchner, a cargo de Desarrollo Social) y el final de la jornada encontró a Cristina relajada. Tanto se aflojó la presidenta en el Festival de la Plaza de Mayo que hasta se animó a cantar.

El primer discurso

Claro que no todo fue festejos. Antes, en la asunción, cuando habló durante unos 53 minutos delineó con firmeza sus convicciones. Señaló los logros del "presidente que está a mi izquierda" –en un momento aclaró que se refería a la "casualidad" de cómo quedaron ubicados por protocolo y no a posicionamientos políticos, "no vaya a ser que se lo crea". Además, saludó la presencia del presidente uruguayo, Tabaré Vázquez, pero no se privó de dejar en claro que la situación que atraviesan ambos países "no es imputable" a la Argentina, porque fue la Nación vecina quien "violó el tratado del río Uruguay" al haber permitido la instalación de la pastera Botnia en Fray Bentos
La asunción y el primer discurso

Con un impactante vestido blanco, y junto a su marido y presidente saliente Néstor Kirchner y su hija Florencia, Cristina Kirchner se subió en el helipuerto de Puerto Madero a las 14.55 a un auto Audi con vidrios polarizados –ya en 2003 no se usó el Cadillac descapotable– para dirigirse al Congreso de la Nación. A las 15.03 hizo su entrada al Palacio Legislativo.

Ya en el recinto, el vicepresidente saliente Daniel Scioli le tomó juramento a Cristina y a su vice, el mendocino Julio Cobos, en una ceremonia en la que Néstor Kirchner parecía más emocionado que su esposa. A Kirchner, justamente, le dedicó Cristina la primera parte de su discurso.

"Más desocupados que votos"

"Este es un escenario diferente al de hace apenas cuatro años y medio. El presidente que está sentado a mi izquierda, junto a todos los argentinos, cambió ese escenario. Lo hizo en nombre de sus convicciones que son las mías y las de muchísimos argentinos que siempe creímos en el país, en su pueblo", dijo para empezar.

Más adelante recordó que la diferencia de 22,25 puntos que el Frente para la Victoria le sacó a la Coalición Cívica son casi los mismos 22,25 puntos que Kirchner obtuvo "por todo concepto" en abril de 2003. Tenía "más desocupados que votos", insistió, para resaltar los logros de los cuatro años y medio de gestión K.

"Usted pudo junto a todos los argentinos revertir aquella sensación de frustración, de fracaso. Lo hizo en nombre de un proyecto político. En tiempos de la posmodernidad, usted nunca fue un posmoderno. Usted es un presidente de la modernidad y yo también", insistió.

Justicia y seguridad

En ese marco, Cristina, en un tramo de su discurso de algo más de cincuenta minutos, dijo que en los últimos cuatro años también el Congreso –del que formó parte en los últimos doce años– revalorizó su papel, luego de la "obsecuencia" hacia el Fondo Monetario de los 90, y le dio a los legisladores parte del crédito en un logro fundamental del gobierno de su marido: "Saldamos una deuda que teníamos con los argentinos; darles una Corte Suprema que no los avergonzara, que sea honorable".

En ese punto, adelantó algo de lo que viene: una reforma en el "resto del Poder Judicial" para que los argentinos "vuelvan a sentir la Justicia como valor reparador". No sólo eso: afirmó que la mejora de la Justicia será vital para "la reconstrucción del valor seguridad".

Hablando sobre la Justicia no se privó de un palo a los medios. Fue cuando defendió la reforma del Consejo de la Magistratura que realizó en 2005: "Recuerdo argumentos de muchos opositores y muchos medios que no son los mismos pero a veces se parecen bastante. Aquellas profecías de que íbamos a manipular la Justicia fue desestimada por la realidad, la práctica concreta. En nuevo Consejo de la Magistratura por primera vez es presidido por un académico que no es de nuestro partido".

"El muro de la impunidad"

En la reivindicación de lo hecho por el gobierno de su marido, no podía faltar la revindicación de la política de derechos humanos. "Hemos derribado el muro de impunidad", se vanaglorió, y dijo que espera que los juicios a los represores "que se han demorado más de 30 años" para juzgar "el mayor genocidio de nuestra historia" se terminen en el trascurso de su mandato.

"Se lo debemos a quienes fueron las víctimas, a sus familiares, a las Abuelas, a las Madres, a los sobrevivientes. Y se lo debemos a las Fuerzas Armdas para que de una vez y para siempre se pueda separar la paja del trigo y podamos los argentinos volver a mirar a la cara", enfatizó.

El pacto social

Cristina Fernández aseguró además que "no voy a ser gendarme de la rentabilidad de los empresarios" y aclaró que el acuerdo social que propone no se limita "a precios o salarios".

"Me gustaría vivir en un país donde los mayores ingresos los produzca la industria", subrayó la mandataria, quien a su vez afirmó que "no es posible cambiar pendularmente de modelo económico cada cuatro años porque así no es posible vivir". En ese sentido, dijo que "es preciso cambiar las cosas que se hacen mal y profundizar las que se hacen bien".

Eva y las Madres y Abuelas de la Patria

Fueron varios los momentos en donde los ojos de Cristina evidenciaron su emoción, pero eso fue antes de comenzar el discurso. Cuando se dedicó a delinear sus primeras palabras como presidenta se mostró contundente. Recién sobre el final, se quebró, cuando nombró a Evita, quien dijo debió haber sido la primera presidenta electa.

Además, sumó luego una meción a la lucha de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, esas "mujeres con pañuelo blanco que se atrevieron a lo que nunca nadie: las Madres y Abuelas de la Patria", señaló.