En el Hospital Padilla de San Miguel de Tucumán, se ha puesto en marcha la primera escuela de pacientes, uno de los convocados, así nos la presenta: “Siento mucho orgullo de pertenecer a la primera escuela de pacientes del país, creada e instalada en el Hospital Padilla de Tucumán, que además de tratarse de un hospital público, es el hospital donante con mayor procuración de órganos y tejidos de la Argentina; y es nuestro hospital”, afirma Héctor “Etín” Manca, tucumano que hace 15 años recibió un hígado gracias al cual pudo superar una instancia decisiva en su vida; y a partir de ese trasplante se ha transformado en un divulgador de la donación de órganos, tejidos y médula ósea.

“Estar en una lista de espera para seguir viviendo, llena a la persona de mucha ansiedad y marcada incertidumbre”, sostiene nuestro entrevistado, quien ha logrado tal calidad de vida que su estado de salud le permite correr en bicicleta y competir; de hecho ha representado al país en el extranjero en Olimpíadas Para Olímpicas. Además, entre otros logros, Manca ha unido Tucumán con el Aconcagua y su ciudad natal con la ciudad de Buenos Aires, en eventos realizados para comunicar el mensaje de la donación de órganos.

“Etín” como se lo conoce en Tucumán y en el país, sigue contándole a rosario3.com que “siguiendo lo que se hace en España que es un país que está a la vanguardia en materia de donación y trasplantes, la doctora Olga Fernández, directora del hospital me convoca porque se iba a oficializar el lanzamiento de la Primera Escuela de pacientes del país”.

¿Cómo se conformaba esta escuela?

Médicos de diversas especialidades como infectología, nutrición, sexualidad, actividad física y deportes, clínicos médicos y otras especialidades, nos enseñan y nos forman a los trasplantados para que luego nosotros seamos, a la vez, capacitadores de personas que están en la lista de espera del Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (INCUCAI).

El objetivo es que nosotros podamos trasmitir nuestras experiencias, estemos preparados para . informarlas, contenerlas. Además de ir adelantándoles qué tipo de vida deberán llevar después de recibir un órgano gracias al cual pueden vivir; y vivir la vida honrando a la persona y la familia del donante para que cuiden a ese órgano como un tesoro que les ha dado una nueva oportunidad.

La evidencia científica ha demostrado que la persona que llega en mejores condiciones al trasplante, el órgano implantado es mejor cuidado y tiene mayor vida útil; a su vez, esa persona toma mayor consciencia de la situación por la que atraviesa.

La idea es que nosotros con nuestras experiencias ayudemos a las personas en lista de espera a estar preparadas para recibir su órgano en las mejores condiciones que, entre todos, podamos preparar. Con lo cual quienes reciban el órgano o tejidos van a cuidar de ellos y de su vida de mejor manera que si no estuvieran preparados.

Por eso se necesita el aporte de los profesionales que nos enseñen a trasmitir a quienes esperan un órgano a prepararse para enfrentar el cuidado de su vida luego de trasplantados. En general, a muchoas de nosotros el trasplante se nos presentó abruptamente y nos tomó ´mal parados´ y peor preparados para asimilar el impacto que el trasplante significa. La urgencia por la que se pasa no da tiempo a que por nosotros mismos nos preparemos.

Estos son los objetivos de la Escuela y los capacitadores. La vida de trasplantado me ha enseñado que todo es cuestión de sumar, de reunir, de convocar. Y eso es lo que tratamos de hacer desde hace 15 años. Soy consciente como todos mis compañeros que lo nuestro no es más que un granito de arena pero si juntamos muchos hacemos ese montoncito necesario.

Les decimos a los pacientes que están en lista de espera que no bajen los brazos; que sepan que hay muchas personas trabajando para procurar los órganos.