Todos atravesamos por diferentes tipos de desafíos en la vida. Por eso, el ámbito escolar no debería estar exento de ello. Entrenar a los niños en este sentido debería ser una de las tareas principales de los docentes. Claro que existen diferentes formas de lograrlo y la más efectiva, sin dudas, es la aquella en la que se involucra la creatividad.

¿De qué hablamos cuando hablamos entonces de “desafíos creativos”? Se trata de aquellos que resultan estimulantes y motivadores, que despiertan la curiosidad y la atención, por lo que, inevitablemente,involucran emociones placenteras y positivas: alegría, amor, felicidad, tranquilidad, seguridad, confianza, entusiasmo, etc.

Los desafíos creativos son muy importantes en el ámbito educativo porque, al despertar e involucrar la curiosidad, producen el deseado aprendizaje. Y esto sucede siempre; es decir, cada vez que una persona, cualquiera sea su edad y situación, se siente motivado y desafiado de manera creativa, aprende. Aunque hay quienes creen que, en cierto punto de la vida, uno ya no puede seguir aprendiendo a causa de la falta de tiempo, el trabajo o el dinero, lo cierto es que uno puede aprender toda la vida mientras se mantenga activa la curiosidad.

En todo esto está involucrada la creatividad, esa dimensión desconocida que nos desafía a pensar, cambiar, y de la que también huimos cuando podemos para volver a la dimensión conocida, aquella que hoy muchos denominan “zona de confort”, que nos suele resultar más cómoda y segura. Sin embargo, es la dimensión desconocida, a la que llamamos creatividad, la que ofrece desafíos constantemente y, en consecuencia, un continuo aprendizaje, no sólo a los docentes sino también a los alumnos. Tanto los docentes como alumnos siempre aprenden juntos, unos de otros y unos con otros.

Para llegar a esto, el docente debe capacitarse para saber cómo diseñar situaciones de aprendizaje que presenten desafíos en los alumnos, que los atraigan, teniendo en cuenta que el mayor desafío de todos es atraer a todos los cerebros. Esto quiere decir que es importante que el docente conozca los estilos de aprendizajes y los diferentes tipos de inteligencias que existen y los incluya a todos ellos. Cuando el docente les presenta un desafío motivador a los alumnos, activa el sistema de recompensa cerebral.

Ahora bien, ¿qué debemos hacer para desarrollar la creatividad en los niños? Ante todo, para poder tener y desarrollar ideas, hay que conocer.Claramente, un docente no va a poder tener ideas para aplicar en el ámbito de la medicina si no conoce nada sobre esta disciplina. Por lo tanto, el conocimiento está primero. ¿De dónde se adquiere ese conocimiento? De todos los estímulos que nos rodean, infinitos por cierto: lecturas, experiencias propias y ajenas, relatos de lo que vemos, sentimos, olemos, tocamos, escuchamos y más.

Tan sólo con esto podemos probar diferentes consignas que involucren a los niños desde sus experiencias, sentimientos, emociones y nociones, desafiándolos a que, por ejemplo, nos enseñen cómo son para ellos las cosas, cuál es su manera de hacerlos y desplegando un sinfín de herramientas lúdicas y didácticas, cuyo resultado serán niños motivados que aprenderán de un modo creativo y conectándose con sus talentos.

Sobre Mariana Pulella

Es Diseñadora Industrial y Docente con formación en Gestión de Proyectos Educativos y Neuroeducación. Es la fundadora de ninitos, una marca que en poco tiempo se convirtió en la herramienta de trabajo preferida de las maestras jardineras y que desde sus inicios brinda soluciones de diseño en el ámbito educativo. Actualmente, además, desarrolla e implementa talleres de capacitación en Gestión de Aprendizaje Creativo en las escuelas.